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Meditabundo-visión: moral-ética y honesta

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El licenciado Danilo Medina hoy Presidente de todos los dominicanos, motivado por humildes sentimientos de discípulo agradecido suma kilómetros y va a la tumba donde descansan los restos de su inolvidable profesor Don Juan Bosch y se deja escuchar: “maestro se ha realizado mi sueño, lo voy a ejercer en el fundamento de vuestra enseñanza. Moral, ética y honestidad”. Muestra su íntimo interior, se declara amante de la filosofía política del presidente Don Juan Bosch. Su gratitud no está en armonía con la sentencia del filosofo Aristóteles: “El agradecimiento envejece rápidamente”. Los dominicanos estamos frente a un hombre que se conoce a sí mismo, sabe dónde está y hacia dónde se impulsa.
 
Una visión  basada en las pérdidas y muy ansiadas virtudes. La visión es una imagen muy clara de lo que el líder espera que haga su grupo. No basta tener una visión, debe haber un compromiso de actuar a partir de esa visión. Eso se llama misión. También tiene que haber pasos específicos, medibles, para cumplir la misión. Esos pasos se llaman tareas. Los dominicanos estamos obligados, es el bien común, no olvidar, en Proverbios 29:118 “donde no hay visión el pueblo se desenfrena”.
 
Como soy un consuetudinario meditabundo recuerdo cuando imaginé estar en el parque de Atenas unido a los discípulos que caminan con el maestro Peripatético Aristóteles disertando acerca del tema: Del bien como fin de todas las acciones del hombre: Un primer punto, que debe tenerse por evidente, es que el bien se deriva de la ciencia soberana, de la ciencia más fundamental de todas, y ésta es precisamente la ciencia política. La política rige los Estados, pero no es la que forma la moral, ni la que está encargada de estudiar esta gran cuestión del bien. Por el contrario, la política no es nada, si no recibe sus principios fundamentales de la moral y si no procura seguirlos. La moral bien comprendida da lugar a menos divergencias que la política, y tiene para toda conciencia ilustrada y honesta principios inquebrantables.
 
Concibo que se invita a todos los dominicanos a practicar las buenas costumbres, las responsabilidades y la investigación de la verdad, o en conservación de la sociedad humana, en dar a cada uno lo que es suyo y en la fidelidad de acuerdos, o en la grandeza y firmeza de un ánimo excelso e invencible, o en el orden y medida de todo se dice y hace, y que se corresponde la moderación y templanza. Honesto es, o el único bien, o el mayor. Además, todo lo bueno es útil y luego viene a ser útil todo lo que es honesto. A nuestro humilde entender se instalará: “Lo que nunca se ha hecho”. La administración pública moral, ética y honesta.
 
Nos hemos quejado del camino torcido, corrupto. Ayudemos, seamos ejecutores del camino recto, conocemos las reglas de conducta, la tenemos dentro de nosotros, esa es nuestra propia naturaleza que nos han robado. Hagamos un cambio total al comportamiento que nos legó Juan Pablo Duarte, démosle vida al Decálogo del noble Patricio.
 
Me permito invitarlos a detenernos frente a una tienda en Taipei, Taiwan y leer en unas tablillas de bambú: “El hombre bueno se robustece y después robustece a los demás, explora con sus propios medios la razón de las cosas y al momento se las hace saber a todos los hombres”.
 
Estamos que todos los hombres son iguales, no hacer a los demás lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros, es la primera regla para obtener la virtud, nada hay superior a esta regla.
 
Con el conocimiento se supera la duda, con la bondad se doblega la pena, con el valor se vence el miedo.
 
El sabio halla la dicha en el cumplimiento de sus obligaciones.
 
¿Qué es lo más aconsejable para gobernar bien al pueblo? El príncipe debe ser el primero en dar el ejemplo a todos con sus virtudes. Que marche delante del pueblo, y lo aliente en todos los momentos. No desfallecer nunca a actuar de esta manera.
 
En un Estado bien organizado, el progreso no se estipula en términos de riquezas. La pureza del pueblo y de sus líderes es lo único que constituye la verdadera riqueza de la nación. Confucio.
 
Nuestro invitado de hoy, Gandhi: “No escuches los rumores, y si los escuchas no lo creas”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

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