La abstención se impuso con el 65% en Atlanta, Georgia

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||

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Pese a que por primera vez la diáspora tuvo ocasión de elegir a sus siete representantes a la Cámara de Diputados, la abstención marcó el ritmo de la jornada del domingo y ascendió al 65% en el sureño estado de Georgia, donde apenas 862 de los más de 15 mil dominicanos censados se inscribieron para votar en los comicios.
 
Las votaciones iniciaron con 45 minutos de retraso (a las 7:45 a.m.) en las mesas electorales 0001 y 0002 ubicadas en Lilburn (Condado de Gwinnett), pero transcurrieron con normalidad y favorecieron con el 57% (187) de los 304 votos emitidos al Partido Revolucionario Dominicano. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que había vencido con más del 80% en el 2008, obtuvo esta vez 107 sufragios.
 
Daniel Hernández, residente en Lawrenceville, y al menos cuatro personas más denunciaron a este reportero que no pudieron ejercer su derecho y deber constitucional aunque se registraron con hasta seis meses de anterioridad a través de la Junta Central Electoral (JCE) o de los partidos.
 
Otra decena de votantes expresó que no pudieron hacerlo porque no portaban su Cédula de Identidad y Electoral, documento indispensable para votar, pero que no es posible obtener en Georgia sin tener que trasladarse a Miami, New York o al suelo patrio, se quejaron los entrevistados.
 
Dirigentes de ambos partidos (PLD y PLD) atribuyeron la apatía de los dominicanos a la “falta de apoyo”, “improvisación” e “irresponsabilidad” de la JCE frente a la comunidad de Georgia. El organismo tiene en Atlanta una “oficina satélite” con sólo un empleado e inició los preparativos para la cita del domingo con apenas dos meses de antelación, laborando dos días por semana, lo que impidió a muchos informarse y registrarse a tiempo para votar, indicó Manuel Galván, delegado del PRD.
 
De todos modos, algunos de los que acudieron a votar disfrutaron de su domingo festivo congregándose en las afueras del recinto comicial en improvisadas casas de campaña, en torno a una que otra “yipeta” portadora del merengue y la bachata habituales.