El entendimiento logrado entre la Junta Central Electoral, JCE, y el Movimiento No partidista Participación Ciudadana, PC, constituye un punto de esperanza para la ciudadanía dominicana, en que las cosas comenzaran a marchar diferente durante el tramo final de la presente campaña electoral.
A ese clima de advenimiento que se produjo entre esas dos importantes instituciones, se agregaron los pronunciamientos que hicieron los principales candidatos presidenciales Hipólito Mejía y Danilo Medina, quienes llamaron a las militancias de sus partidos a evitar la violencia al final de este proceso.
No obstante, todo luce indicar que los niveles de crispamientos que se produjeron previos a esos acontecimientos no pudieron ser contenidos de inmediato, porque lamentablemente otro dominicano perteneciente a las filas del Partido Reformista Social Cristiano, PRSC, perdió la vida en un enfrentamiento político en el municipio cibaeño de Gaspar Hernández, situación que nos debe mover a preocupación.
Como no había ocurrido hace ya unas tres campañas electorales presidenciales, en la presente contienda electoral, suman dos los dominicanos que han perdido sus vidas en las actividades proselitistas que se llevan a cabo en el país, lo que demuestra que la actual ha sido una de las competencias electorales más violenta de los últimos diez años de vida democrática que ha vivido la República Dominicana.
Esa situación mantenía a un gran porcentaje de la población dominicana muy bien preocupada, debido al curso violento que llevaba la campaña electoral, alentado por una serie de situaciones derivadas de la campaña negativa y los discursos de algunos de de los candidatos presidenciales y la propia Junta Central Electoral que apuntaban a que el proceso no iba a terminar de la mejor manera, como espera la ciudadanía en sentido general.
Desde luego, con las demostraciones de madures y entendimiento que nos han dado la Junta Central Electoral, Participación Ciudadana y los candidatos presidenciales, lo menos que la población dominicana espera es que se produzcan nuevos enfrentamientos entre los militantes de los partidos políticos que afecten la imagen de esas instituciones y pueda poner en duda todo lo que se ha anunciado y dicho a través de los medios de Comunicación Social del país.
Sin embargo, lo que se ha logrado en materia de acuerdos y entendimiento entre la JCE y PC y la postura que han fijado los candidatos, no debe servir para que se le eche tierra a los procesos que se deben llevar contra los culpables de los asesinatos del Perredeísta de Moca y el Reformista de Gaspar Hernández, para paguen en las cárceles nacionales por los hechos cometidos, como forma de castigar esas acciones negativas en políticas.
El castigar a los culpables de esos asesinatos creara un precedente en el accionar político dominicano y desterrara de una vez y por todo el dicho que reza: que los muertos en campaña no se pagan, como si no se tratara de seres humanos que les duelen a sus familiares, amigos y seres queridos.
Ojalá que en este tramo final de la presente campaña electoral, el comportamiento de las militancias de los partidos políticos sea cónsono con el que ha decidido adoptar la mayoría de los candidatos presidenciales que participan en la contienda y que no se vuelvan a repetir los episodios infaustos que han llevado dolor y luto a dos humildes familias dominicanas y que han empañado el proceso correspondiente a este año 2012.
Esperamos que la sensatez y el buen comedimiento acompañen a los candidatos y a sus respectivos equipos de campaña para que al final de la misma salgamos ganando todos y el país exhiba su mejor cara frente al mundo como nación que necesita fortalecer la espina dorsal de su economía, que es el turismo, en un momento en que la competencia es cada vez más feroz en el destino del Caribe y la región en sentido general.
Debemos saber, que a pocos días acudiremos a ese certamen cívico a que nos invita la patria y que después del 20 de mayo de 2012, debemos estar unidos, gane quien gane para poder enfrentar el reto de enfrentar el desafío de la crisis mundial que apunta a prolongarse por varios años más sin dejar de lado las frágiles economías de nuestras naciones caribeñas y Latinoamericanas.
Evitar las trampas, los golpes bajos y las deslealtades partidarias, podría ser una buena garantía para que el 20 de mayo escojamos en buena lead el presidente que la República Dominicana se merece por los próximos cuatro años, de manera que surja con la capacidad legal y la autoridad que le permita enrumbar a la nación por un verdadero sendero de progreso para todos.
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