De lejos parecerían las reliquias de unas chozas utilizadas por los aborígenes que vivieron en la isla la Hipaniola antes del Siglo XV, pero al constatar que en esas enramadas funciona la escuela básica Francisco Alberto Caamaño, ubicada en Villa Linda, Pedro Brand, la ilusión de añoranza se convierte en gran impotencia y dolor por la desgarradora condición en que se imparte el pan de la enseñanza.
El plantel techado de cana, el cual sirve de nido a culebras, ratas y panales de avispas, está descubierto por los lados y solo cuenta con escaso cemento en el cuadro donde se imparte la docencia, mientras que en los pasillos y alrededores la polvareda que se levanta en tiempo de sol, o el lodo que se forma cuando llueve dificulta las labores escolares.
El centro cuenta con ocho aulas, divididas para impartir dos cursos en cada una, tiene una matrícula de 600 alumnos en las tandas matutina y vespertina, por lo que el ruido y la sobrepoblación estudiantil no permiten un ambiente favorable tanto para los profesores, como para los alumnos.
De acuerdo a la maestra de Ciencias Naturales, María Miladis Montero, la escuela funcionaba en un local de madera, el cual era alquilado por la comunidad, pero al no poder pagar las cuotas mensuales pasaron a ocupar los terrenos prometidos por el Ministerio de Educación, a fin de construirle una mejor.
“La iniciativa de erigir las chozas fue de Educación, tras asegurarnos que en menos de seis meses entregarían la estructura física donde funcionaría la escuela Francisco Alberto Caamaño. Desde esa promesa han pasado dos años y aún no la han terminado”, narró Montero, quien reveló que gracias a los medios de comunicación se ha prestado atención al problema: “cuando salen las publicaciones enseguida se reanudan los trabajos y luego se detienen”.
En ese sentido, el vicepresidente de la Asociación de Padres de la escuela, Francisco Martínez, expresó que debido a las calamidades que presenta el plantel muchos padres han optado por no enviar a sus hijos a recibir clases, ya que temen por su seguridad.
“No hay un día que un estudiante no salga de aquí con una picada de avispa, o un golpe, producto de los escombros y el reducido espacio en el cual coexisten más de 300 alumnos”, afirmó Martínez.
Sostuvo que la construcción de la escuela se inició en la gestión del ex ministro de Educación, Melanio Paredes, pero ha sido paralizada en varias ocasiones, por períodos de dos y tres meses, tardanza que ha provocado protestas y quejas por parte del personal educativo y la comunidad.
Estudiantes opinan
Puesto que lo más afectados son los estudiantes, ya que tienen que aprender en las peores condiciones, solicitan a las autoridades educativas concluir cuanto antes la construcción de la estructura física, a fin de mejorar su rendimiento escolar.
“A mí me han picado las avispas, he llegado a mi casa con los cuadernos empapados de agua porque la lluvia penetra al aula, debido a la falta de paredes y mis notas no son las mejores, ya que en esta condiciones nadie aprende”, manifestó el estudiante de 5to grado, Charlis de los Santos.
Mientras que la alumna de 8vo, Nicol Santos, comenta que es difícil para los profesores y estudiantes cuando deben unir dos cursos con escolares en edades comprendidas entre los 13 y 18 años, con el objetivo de que no se queden fuera, pese a que el nivel de aprendizaje es mínimo.
“Estamos apretujados como sardinas, castigados por un sol candente y durante el recreo es peor, pues no hay espacio y solo tenemos 5 minutos para relajarnos un poco”, precisó Santos.
Constructora se defiende
Aunque Educación atribuye a la Constructora Pascal Dominicana la demora en la terminación del plantel, ésta se defiende, argumentando que esa es una construcción pre- fabricada y cada vez que colocan un panel tienen que llevar la cubicación a contraloría, luego a auditoría y finalmente, al departamento legal del Ministerio para comprobar si la compañía existe, lo que tarda el avance de la escuela.
“A nosotros no nos lleva ni un día montar un nivel completo de la edificación, pero para continuar con el próximo tenemos que contar con la autorización de la entidad y la burocracia en este país retarda cualquier papeleo”, señaló Carlos López, uno de los ingenieros de la obra.
El ingeniero responsable de la edificación es el venezolano Jesús Unitaynee y su hermano Pedro Unitaynee, es el contratista, quien aseguró que en un mes entregará la primera fase de tres edificios de básica y un pre escolar, la cual cuenta con laboratorios de ciencias, Informática, biblioteca y cancha, mientras que la segunda será un liceo.
Esperamos que está vez la constructora cumpla con su promesa de terminar este centro educacional en un mes, para que el viacrucis que viven los profesores y alumnos de la escuela Francisco Alberto Caamaño acabe de una vez y por todas. DominicanosHoy dará seguimiento al progreso de la obra.
Escuela básica mal funciona en chozas aborígenes
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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