La noche del primero de agosto del 2011, prometía ser muy acogedora para el comerciante Osvaldo Ogando (Yuli), propietario del colmado Home Run, ubicado en Buena Vista Primera, Villa Mella, Santo Domingo Norte, pues contaba con la visita de dos parientes; pero su alegría, rápidamente, se convirtió en tragedia cuando dos asaltantes, pistola en mano, encañonaron a los presentes y cargaron con dinero en efectivo, whisky y tarjetas de llamadas. Durante el suceso sus familiares quisieron frustrar el atraco, resultando asesinados en el intento.
Tras esa traumatizante experiencia y luego de recuperar poco a poco la pérdida material, el joven comerciante fue víctima una vez más de los delincuentes, cuando la mañana del miércoles santo, dos atracadores, que la noche anterior habían cenado en su negocio, penetraron y cargaron con mercancías valoradas en RD$70 mil.
El miedo a ser asaltado otra vez, llevó a Ogando a colocar barrotes en el mostrador para impedir que los vándalos carguen con lo poco que ha quedado de los atracos vividos en menos de ocho meses. El costo de la verja asciende a RD$20 mil.
Esta historia se repite en muchos de los negocios que operan en el sector de Buena Vista Primera, donde la delincuencia ha alcanzado niveles realmente alarmantes.
Tal es el caso del colmado Los Mocanos, donde tuvo lugar un hecho similar a los anteriores, esta vez protagonizado por un joven de 17 y un niño de 9 años, quienes a bordo de una motocicleta, llegaron al lugar, encañonaron a los dependientes y clientes, cargaron con tarjetas de llamadas, celulares, cadenas de oro y dinero en efectivo.
En ese sentido, Ángela Pérez, copropietaria de Los Mocanos, narró que la impresión fue doble al ver como un niño era utilizado para recoger las prendas, móviles y el dinero, mientras el otro menor apuntaba a los presentes e infundía terror psicológico.
“Después de ese día tomamos la medida de cerrar a las 10: 00 de la noche y los fines de semana, si hay mucha gente, concluimos a las 11:00 PM, por lo que de forma indirecta estamos perdiendo al irnos más temprano”, expresó Pérez.
¿Y la policía?
Al igual que el comerciante Osvaldo Ogando, la señora Ángela Pérez inmediatamente informó a la policía, con el fin de que los delincuentes fueran atrapados; sin embargo, la actitud de los agentes fue la de siempre: tomar la denuncia, prometer que investigarían el caso y dejarlo todo así.
“He ido muchas veces al Departamento de Robo de la Policía Nacional para conocer que tan avanzado está la pesquisa sobre mi caso, pero en este país los organismos de seguridad son muy deficientes”, manifestó con impotencia Ogando.
Mientras que Pérez exhortó a los comerciantes a tomar sus propias medidas, al considerar que con la policía dominicana no se puede contar y en cambio, los ladrones están a la orden del día y dispuestos para lo que sea.
Medidas preventivas
El comerciante Brayant Ogando, dueño del colmado Brayant, ha aprendido de la experiencia ajena y como medida preventiva, procedió a colocar cámaras de videos en su negocio, para asustar a los ladrones, o por lo menos lograr reconocerlos, a fin de que la policía los atrape.
“Tengo diez años con este colmado y nunca me han atracado, creo que tengo suerte, porque la inseguridad que vive el país nos coloca a todos como posibles víctimas”, comentó Ogando.
También atribuye su dicha a que cuenta con la visita constante de los vecinos, que permanecen por largo tiempo jugando dominó o compartiendo unas cervezas y además, cierra a las 10:00, tras considerar que después de esa hora es que los ladrones asaltan.
Estadísticas de delitos
Debido a que en la República Dominicana la delincuencia también tiene cara de niño o joven, para los comerciantes cualquier menor extraño en el lugar puede ser un informante o posible atracador. Lamentablemente, esa percepción no es errada, pues las estadísticas de delincuencia juvenil así lo indican.
Según datos del Departamento de Estadísticas de la Procuraduría General de la República, el 34% de los hechos delictivos que cometen los menores edad, corresponden a robos agravados y el 32%, homicidios, siendo estas las infracciones más comunes.
Hasta el 30 de septiembre del 2010, las matrículas de tipo penal en caso de menores en conflicto con la Ley, anotan: 172 casos por robos agravados; 162 homicidios; 62 por violación a la ley de drogas; 76: violaciones sexuales; 17: golpes y heridas y 9 por cargar armas de fuego.
Las violaciones a la ley penal en menores de 16 a 17 años, son más frecuentes que en aquellos con edades entre 13 y 15 años, según un informe de la Dirección Nacional de Atención Integral de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, de la Procuraduría General de la República.
Resulta agobiante para las personas entrevistadas en esta historia, que con tanto sacrificio han logrado levantar sus negocios e inclusive generar varios empleos, perder sus esfuerzos en cuestión de segundos y perder familiares, mientras las autoridades competentes se mantienen distantes y no se ven soluciones ante tal situación.
Adultos y menores asaltan colmados Villa Mella
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