La preocupación por el resurgimiento del cólera en el país no se queda en simples especulaciones, ni siquiera en la confirmación real del brote registrado en el municipio de Tamboril, en Santiago, del cual la presidenta del Colegio Médico Dominicano (CMD), Amarilis Herrera, reafirmó la preocupante noticia de seis personas muertas por esta causa y más de 300 ingresados en diferentes centros de salud por sospecha de la enfermedad. La realidad marca inquietudes mayores, sobre todo porque las lluvias parecen predominar en estos tiempos y los olvidos han dejado al descubierto, otra vez, gomas con aguas sucias acumuladas, desechos en las avenidas y la continua imprecisión de la calidad del preciado líquido que ingiere la ciudadanía.
Si bien la presidenta de los médicos se muestra preocupada por la situación de insalubridad en que vive la comunidad de Tamboril, esto puede aplicarse a múltiples localidades del país, donde existen las condiciones precisas para que el cólera, lamentablemente, campee por su respeto.
De manera que además de las averías en los drenajes pluviales que contaminan cañerías y afectan el agua potable que reciben muchos hogares y las posibles lluvias que propician el contagio, aun cuando las autoridades deben esgrimir sin falta las acciones necesarias para evitar que se incremente el número de víctimas, cada familia debe operar por sí misma y asumir las medidas imprescindibles, que contemplan: hervir el agua que se consume; impedir los depósitos de basuras y otros desechos perjudiciales en patios y calles.
Si a pesar de todas las precauciones se presentan los síntomas de malestares como diarreas y otros indicios, deberán acudir cuanto antes al centro asistencial más cercano.
Ahora mismo, centenares de pacientes están bajo observación por sospecha de cólera. Hagamos nuestra parte para evitar ser uno más.
El cólera amenaza de nuevo
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