La ecuanimidad, la templanza, la estatura política y la calidad humana del doctor Emmanuel Esquea cada día nos sorprenden. Esquea es el político que se mantiene alejado de la montaña para poder observarla en su justo tamaño y dimensión.
Es el político de fino olfato y el de mirada contemplativa, capaz de ver más allá de la curva.
Los perredeístas demandan la recuperación de la memoria histórica del partido más grande que ha producido la República Dominicana, el de Peña Gómez, el del jacho prendío.
Es justo y necesario a setenta años de haber sido fundado. Los perredeísta somos merecedores de que su dirección nos señale los logros y aportes a la democracia y al desarrollo del país en materia de viviendas, salud, educación, energía eléctrica y servicios.
Las bases del partido blanco quieren permanecer en un partido con poder, que esté conectado al mundo moderno de la comunicación, con una página web, con un medio impreso, con emisoras de radio y un canal de televisión.
La dilatada y exitosa carrera política, profesional y familiar del doctor Emmanuel Esquea Guerrero está adornada con laurel y grabada en metal, la cual se caracteriza por su afanosa lucha por la democracia de su país, la institucionalidad y el apego a los principios y normas estatutarias de su partido.
Su templanza, valor ético, el compromiso con su pueblo y la experiencia política, hacen de Emmanuel Esquea merecedor de la presidencia del Partido Revolucionario Dominicano, por lo que entendemos que hay que brindarle la oportunidad para que ayude a colocar a esa entidad política en el camino de avanzar hacia nuevos estadios.
Hay que consensuar una propuesta en torno a la figura de Emmanuel Esquea para la presidencia del PRD, para que podamos tener de nuevo primarias internas limpias, diáfanas, trasparentes y participativas.
El PRD necesita a Esquea para avanzar en el proceso congresual del 2010 y ganar la presidencia de la República en el 2012.
Esquea es una necesidad histórica en la intención de llevar al PRD a jugar su rol como entidad opositora y de matrimoniarlo de nuevo con la sociedad y el poder político.
Cuando hablamos de Emmanuel Esquea, lo hacemos sobre los méritos del hombre que fue designado por don Antonio Guzmán como embajador ante la ONU para representar a la República ante la trigésimo-tercera y trigésimo-cuarta Asambleas Generales de la Organización de las Naciones Unidas.
Es el mismo Esquea que en otro gobierno de su partido se desempeñó durante cuatro años como consultor jurídico del Poder Ejecutivo, cuyos aportes a la legislación nacional se pusieron a prueba cuando sentó precedentes respecto al mayor número de leyes enviadas al congreso en un período gubernamental.
Recordamos de Esquea la redacción del proyecto de reforma constitucional presentada por el ejecutivo en 1982 y 1983, la cual sirvió de referente para la reforma constitucional del año 1994.
Dos veces diputado al congreso nacional, Emmanuel Esquea, juega un papel como legislador poniendo de manifiesto su creatividad y capacidad. En este orden se destaca por ser uno de los congresistas que mayor número de proyectos de ley presenta, entre los que merecen destacar el 302-64 sobre los “Honorarios de abogados” (actual 95-88), la “Readquisición de la nacionalidad dominicana” (1994), el “Establecimiento de mecanismos para aligerar la ocupación de las Cárceles” (1996), la “Modificación del Régimen de la difamación e Injuria” (1996), el “Procedimiento para titular las tierras del Estado ocupadas por Particulares” (1997), entre otras importantes piezas.
Emmanuel Esquea es un hombre sencillo, visionario y de concepto, un militante de arrojo, un entusiasta trabajador, quien desde su ingreso al PRD en 1962, ha sabido aquilatar su trayectoria política.
Es a Esquea, a quien el doctor Peña Gómez, en franco reconocimiento a su trabajo, colocó sobre sus hombros la sagrada misión de dirigir al PRD y organizar la XVII convención en la que se escogió al ingeniero Hipólito Mejía como presidente de la República en el año 2000.
Indiscutiblemente, el Dr. Emmanuel Esquea Guerrero es la mejor opción de los perredeístas para regir los destinos del partido blanco.