El Presidente de la República, Leonel Fernández, rindió su último informe de gobierno ante la Asamblea Nacional, seis meses antes de dejar el cargo y sus palabras, más allá de resumir lo que realizó su administración durante el año 2011, como lo esperaba la población, se enfocó en una constante comparación con la gestión de Hipólito Mejía (2000- 2004).
Habló el gobernante de la deuda externa, que con relación al PIB es relativamente más baja y que las familias en el país habían consumido más plátanos, arroz y todos los alimentos básicos. Lástima que el número de hambrientos y desnutridos no hayan tenido acceso a ese incremento.
No obstante, al conmemorarse el aniversario 168 de la proclamación de la independencia nacional, Fernández resaltó cómo la nación dominicana ha podido mantener un ritmo de desarrollo a pesar de las difíciles condiciones económicas que vive el mundo.
Y entonces, ahí va lo imperdonable: dice el Presidente que logró hacer de Santo Domingo un Nueva York chiquito. De inmediato, se alzaron voces dignas: “los dominicanos anhelamos una República Dominicana grande y nuestra”.
Leonel Fernández hace gala, una vez más, de su gran oratoria y manejo gestual (también). Su recorrido por la segunda línea del ferrocarril subterráneo (metro) de Santo Domingo, deja muy claro que el partido oficialista propone otro candidato, pero su nombre quedará grabado en la historia…
¿Rendición de cuentas?
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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