La aglomeración de pacientes en las salas de observación, urgencia y pre-urgencia del Hospital Infantil Robert Reid Cabral podría convertirse en un peligro para la salud de los infantes recluidos por una u otra patología, pudiendo, incluso, complicárseles por el riesgo de contaminación que allí existe.
El hacinamiento que a diario se observa en estas áreas contiguas a la unidad de emergencia es objeto de preocupación por parte del personal médico, puesto que deben admitir enfermos por más del tiempo requerido, porque en mucho de los casos no hay camas disponibles en las salas que realmente deben ser ingresados.
Por ejemplo, la sala de observación que es un espacio para medicar los niños hasta tanto se estabiliza su condición y se determina el tipo de afección, se convierte en una sala de ingresos cuando no hay camas disponibles en urgencia o en el hospital.
Esta situación trae como consecuencia que los pacientes no tengan la atención requerida por las condiciones de hacinamiento en que son atendidos.
Las condiciones en que son asistidos, para muchos se convierte en un peligro para los neonatos o niños con apenas 30 días de nacidos, así como para lactantes menores y mayores, porque están expuestos a que se produzcan infecciones o enfermedades trasmisibles.
Según el personal médico, en estas salas los niños son dejados únicamente con la sospecha de que padezcan cierta enfermedad, hasta tanto se hacen las pruebas de laboratorio para determinar la veracidad o no.
Pero la preocupación descansa en que un paciente pueda resultar con una meningitis por meningococo, sarampión o rubeola, que son enfermedades infecciosas que pueden pasar a los demás enfermos.
Esa misma condición de realizar el trabajo impide a los médicos hacer una evaluación consciente y los lleva a equivocarse y cometer errores con frecuencias.
Según se explicó, la prontitud con que se hacen las evaluaciones hace que los médicos se equivoquen, cometan errores en los diagnósticos y despachen a sus casas niños con infecciones que requieren internamiento.
La situación de hacinamiento se hace más notoria, porque además del personal médico y los enfermos, en el lugar permanecer los parientes de los vástagos, que en mucho caso tienen a su cargo su atención y suministro de medicamentos.
El escenario se torna más caótico a tempanas horas de la mañana y en la noche, que es cuando acude la mayor cantidad de personas en busca de asistencia de salud.