El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se impacienta, porque los números no le dan y Danilo Medina no logra atravesar la barrera del 40 por cientos de las preferencias.
La demostraciones de fuerza popular en las calles, los sondeos de opinión y el puntaje que le otorgan las encuestas a Hipólito Mejía son demoledoras tanto para el candidato morado, como para los funcionarios oficialistas que, viéndose acorralados se han metido de lleno en la campaña electoral.
El miedo, el nerviosismo, el pánico y el terror cunden en el litoral morado y por ello apelan a la campaña sucia, rastrera y artera contra el candidato del Partido Revolucionario Dominicano.
Los peledeístas están conscientes que la cosa no se quedará en la simpleza de los jaqueo de correos y páginas electrónicas, sino en la denuncias y posterior sometimiento de aquellos que con sus manos han saqueado las árganas del estado, por lo que el tema de la corrupción estará en la recta final del proceso.
A Danilo le cayó el gas que pela, él está claro de la gente que le rodea, él sabe que tendrá que pagar los frijoles que se comieron los leones, los mismos que se tragaron al país y que le aplicaron el poder en el 2008.
De nada le valdrá a Danilo hablar de cambio y tratar de asumir un discurso de oposición, porque nadie puede cambiar con lo mismo.
Danilo está cargando pesado, porque es muy grande la cruz que lleva sobre sus hombros.
Quienes conocimos al PLD desde sus inicios hasta el 1996 aun no salimos del asombro de pensar que los miembros de una organización que predicó desde su fundación “servirle al partido para servirle al pueblo”, que pedía en jarrito en las esquinas y en las puertas de las parroquias, hoy sus principales miembros, con el peor desparpajo, exhiban millonarias entradas y despampanantes palacetes.
Aunque sea con el silencio y el perfil bajo, Danilo tiene que morir en las urnas, abrazado a la perversidad, a la desgracia, al lastre y a la podredumbre de un gobierno que fracasó en todas sus políticas.
Danilo Medina sabe que su gobierno exhibe con orgullo el trofeo de campeón de la corrupción, de falta de transparencia e inversión en la educación y en la salud.
Podrán presionar a comunicadores y a opositores con aparataje militar, con helicópteros, hombres vestidos de zafarrancho, con caras tintadas y vendadas, podrán cerrar medios informativos, podrán maltratar a sectores de la sociedad civil y a quienes protestan en las calles por el alto costo de la vida, pero no impedirán que la gente, en las urnas exprese su deseo de cambio de rumbo y de gobierno el 20 de mayo.
El pueblo observa que el PLD representa un peligro en el camino y que indefectiblemente, la mala gestión del gobierno de Fernández será endosada una vez más a la costilla de Danilo Medina.