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El canciller del boxeo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Dentro de las muchas figuras del deporte que ha dado la República Dominicana hay una que quizás muchos no recuerden y, sin embargo, marcó en su época un record que le ganó el respeto y el título de “Canciller del boxeo”, por la manera en que ese joven atleta, Joaquín Velásquez, puso en alto la bandera del país en las décadas de los ochenta y noventa, cuando constituyó orgullo nacional.
 
Aun su rostro expande alegría y recuerda con humildad sus inicios y victorias en el boxeo, donde debido a personas inescrupulosas el rumbo de su carrera como boxeador tuvo otros derroteros.
 
Para suerte de los lectores de este multimedios, un equipo de Dominicanoshoy.com pudo localizarlo mientras visitaba a su familia en la provincia de San Cristóbal. Allí nos recibió con la palabra fácil y listas las memorias:
 
-¿Qué tan difícil fueron sus inicios?
 
“Recuerdo que desde adolescente visitaba un gimnasio de tierra para realizar mis ejercicios y muchos me decían que no perdiera mi tiempo, pero el hambre de llegar lejos me motivaba a seguir adelante”.
 
Velásquez narra cómo luchó para alcanzar sus metas sin importar los obstáculos que la vida le pusiera en el camino, actitud que le llevó a ganar 12 de las 14 peleas en la que participó. Además, fue el número 10 más “ranquiado” del mundo en su peso, durante los años 1986-88 y el mejor de República Dominicana.
 
– ¿Cómo logra convertirte en boxeador profesional?
 
“Después de un tiempo ingresé a una academia, tome prácticas en Cuba y en cada país que visitaba aprendía cosas nuevas; pero, no fue fácil, porque nunca tuve un manager responsable que se preocupara por mi preparación”.
 
– ¿En cuáles peleas resultaste vencedor?
 
“En el mundial de las Vegas en 1982, un año más tarde gané en el Madison Square Garden. Después viajé a Italia, pero en ese país discriminaban a los boxeadores negros. No se me olvida que alguien que se identificó como italiano me llevó a su nación, no obstante, con un contrato de 4 años y desapareció tras muchas de mis peleas, con sus respectivas victorias. Me dejó sin un centavo y contratos que no podía eludir. Hasta hoy no lo he visto nunca más. Comprendo que me usaron de una forma increíble y me pusieron a combatir con boxeadores que tenían hasta 20 libras más que yo”.
 
-¿Entonces, a qué edad te retiraste del boxeo?
 
“Me retiré a los 34 años, en pleno apogeo, porque no tenía a nadie que me representara. Estaba cansado de que se burlaran de mí y se hicieran ricos a costilla mía”.
 
Joaquín Velásquez agrega que tras su retiro fue al médico para chequear cómo estaba su salud y la doctora le dijo que su cuello estaba como el de un niño y le preguntó ¿por qué razón se retiraba? A lo cual él respondió que solo estaba aguantando golpes de gratis y necesitaba salirse.
 
¿Y después de…?
 
Estado Unidos fue el siguiente paso del otrora triunfador pugilista: “Cuando tomé esa decisión, caminaba las calles día y noche buscando trabajo. Me emplearon en una botánica y ahí conocí a la que es hoy en día mi esposa. Actualmente, laboro en un hospital donde me siento muy a gusto, aunque nunca olvido mis años de gloria”.
 
¿Perspectivas y sueños?
 
Para Velázquez hay un sueño importante que cumplir. Se trata de una pequeña academia para enseñar a niños norteamericanos como dominicanos, para enseñarles esa disciplina deportiva que tanto ama.
 
“Pero primero quiero lograr mi pensión. Con esa ayuda y con el apoyo de mi esposa Nanette Velásquez se que podré instruir a quienes sientan lo mismo que yo cuando tenía sus edades”.
 
Sin embargo, mientras le llega a nuestro entrevistado esa posibilidad, muy bajito, quizás para que solo se enteren los niños y niñas pobres de San Cristóbal y otras localidades del país, año tras año, Velásquez llega junto a su cónyuge y realiza importantes labores sociales a favor de los más necesitados, sobre todo con pequeños discapacitados.
 
La visita a escuelas forma parte de su itinerario por su tierra natal, cargado de regalos, cariños y sobre todo de esas remembranzas que colman su alma de boxeador, ese que no pudo colmar de medallas la pared de su aposento, pero que guarda en cada cicatriz del cuerpo la victoria que marcó en su época, aun cuando muchos no conozcan esta historia que DominicanosHoy pone ante ustedes…

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