A debatir

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||

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Otra vez los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), y Revolucionario Dominicano (PRD), se disputan la Presidencia de la República y las fuerzas vivas de la nación exigen a los aspirantes a ocupar el Palacio Nacional ir a un debate público donde presenten sus propuestas de gobierno.
 
La contienda se ha polarizado en torno a los candidatos Danilo Medina e Hipólito Mejía, dos hombres de pensamientos muy diferentes; pero, según lo que se ha visto, con proyectos gerenciales similares, por no decir idénticos.
 
Las asociaciones de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AEIH), y de Jóvenes Empresarios (ANJE), quienes ver discutir en público a Medina y Mejía lo que ellos ya saben, porque éstos le han presentado sus proyectos en varias ocasiones, pero el asunto no deja de ser interesante para la población en sentido general.
 
El equipo del PLD dictará una conferencia en Miami, Estados Unidos, donde presentará las estrategias económicas de un posible gobierno de Danilo Medina, mientras que los técnicos del PRD se aprestan a dar a conocer el plan que erigirá Hipólito Mejía de llegar a ser el administrador de la cosa pública.
 
Ambos candidatos están en campaña desde hace más de dos años y no es hasta ahora, cuatro meses antes de las elecciones presidenciales, cuando se abocan a presentar al electorado sus proyectos gubernamentales, dejando en la ignorancia al más importante activo que tiene una contienda de esta naturaleza: los votantes.
 
Ninguno de los candidatos ha hecho presentación formal de sus planes de gobierno, pero para nadie es un secreto que ambos –Danilo e Hipólito-, no han ofrecido nada nuevo al pueblo dominicano, que al final es el más perjudicado de estas incesantes campañas políticas partidarias.
 
Es deplorable la falta de contenido en la campaña, la cual se ha tornado larga y cansona y ya es necesario que los candidatos acepten verse las caras en una comparecencia televisada, para que el país pueda determinar cuál es la capacidad de cada uno de ellos, sus pensamientos y convicciones respecto al manejo del Estado.