El ex ministro de seguridad alimenticia de Brasil, José Graziano da Silva, fue designado director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura, con sede en Roma, a partir del primero de enero y aunque aseguró ante los periodistas “que su máxima prioridad es cumplir el mandato del organismo: erradicar el hambre a nivel mundial”, la realidad marca que tras la crisis y esperada recesión en gran parte de Europa, algunos de esos países “podrían renegar de sus aportes anuales a la FAO”, lo cual afectaría su misión.
“Muchas más personas pasarán hambre, desempleo y necesitaremos encontrar nuevas formas para ayudar a esos gobiernos”, dijo Graziano da Silva y añadió que el precio de los alimentos oscilará en 2012.
De manera que aunque la FAO, organismo de la ONU con un presupuesto anual de 1.000 millones de personas, ha luchado con las subidas de los precios que han afectado a los países pobres, la situación no parece mejorar en el año que recién comienza y si bien se recuerda a Graziano como “uno de los arquitectos del programa brasileño Cero Hambre, que en los últimos ocho años ha sacado de la pobreza a 19 millones de personas”, habrá que ver cuánto podrá hacerse con un mundo que en 2010, contaba alrededor de 925 millones de personas hambrientas y en 2011, se elevó a unos mil millones aproximadamente, en su mayoría en países en desarrollo.
Más allá de los propósitos, deseos y voluntades, habrá que ver qué hacen los que pueden aportar más y aún se muestran tímidos ante una situación que afecta a tantos millones de seres en este universo.
Más que en 2011
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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