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El pan amargo en cada orto

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Los dominicanos venimos por décadas observando el saqueo al erario público. El peculado y el nepotismo es la práctica sin causar rubor o vergüenza. Solemne manera de cumplir y hacer cumplir la Constitución y Leyes. Vida de inmoralidad pública con lucidez como si fuera lo correcto. En sí una degeneración moral.
 
¿Permitir desacatos para enriquecer es cobardía, indiferencia, incapacidad, complicidad o acuerdo tácito de politicastros? La experiencia contesta: acuerdo tácito, adorando su diosa la impunidad.
 
El sentimiento de amor de patria no permite olvidar el día que el profesor Juan Bosch pronunció el discurso al juramentarse como Presidente de la República: “dominicanos hoy comienza la República Dominicana a vivir el sistema democrático. La democracia es el sistema basado en las leyes. Vamos al poder para servir al pueblo”… ¡oh profesor Bosch cuanto lo reverencian, aman y qué hacen!…
 
Las denuncias de corrupción que informa la cámara de cuentas y las que escuchamos en la televisión, nos detienen. Las neuronas fieles me presentan a Quevedo con quien creo haber aprendido lo que se llama prólogo; más bien el quemante “Zahurdas de Plutón”. Este maestro de la sátira me puso a leer. “Solo merece título de “buen ladrón” el que roba suficiente para comprar juez. Caminar por la calle libre, absuelto, honrado, más que todo millonario y admirado”…
 
Don Ramón Valle Inclán como si fuera hoy, nos entrega esta anécdota. “Un desengañado terrateniente sevillano le manifestó al mayordomo que había despedido por ser amigo de lo ajeno y que volvió a poner en el oficio: no es por amor por lo que te vuelvo a llamar. Es porque temo que el que te suceda como el que tu sucediste, me deje a pedir limosna”.
 
Este recuerdo de lecturas de los años mozos, es el retrato sin retoque del sistema político dominicano. Moral hipócrita… ¿La moral administrativa ha sido y se ejerce? Ha habido escasas moralidades.
 
Hoy las hay, muy pocas. Es bien difícil, conjugar, unir, la buena costumbre y el conocimiento profesional. Ser servidor público de cuerpo y alma. Se pregunta el funcionario público ¿Qué soy mientras lo que hago para ganarme la vida?
 
Nuestro problema no es lo que no sabemos, el problema es lo que sí sabemos, pero no estamos dispuestos a seguirlo. Ese es el conflicto básico. La verdad se nos presenta vez tras vez. Es la corrupción que vemos. Decimos que se conocen porque al denunciar los desacatos están los nombres estampados en los documentos de la evidencia.
 
Mientras pasa el tiempo más razón tiene quien llamó “ramera a la justicia”. Las violaciones a la Constitución y Leyes continúan dando vida al apotegma político. “Borrón y cuenta nueva”. Aplausos a los nuevos patriotas que merecen se repita el juramento: cumplir y hacer cumplir la Constitución y Leyes de la República. Frenéticos aplausos. Bien lo merecen. Si estar tras las rejas.
 
Brilla la ausencia de acciones honestas, de templanza y nítida integridad, integridad de ciudadanía de los intereses de la patria sea lo primordial. En la ética democrática el deber nunca es unilateral, es de todos. Se necesita haber sido  educado, dotado de una firme disciplina y control de sí mismo que le hagan moralmente responsables.
 
Mi padre nos decía un refrán conforme al cual la administración pública no era toda podrida, solamente existen algunas mentes ágiles desvergonzadas y padrinos encubridores.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

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