Belén (Brasil) (EFE).- El Foro Social Mundial, que desde el 2001 vaticinó la crisis que estalló en el corazón del modelo capitalista, concluyó hoy los debates de su novena edición sin poder formular una respuesta unitaria a la amenaza de recesión global.
Durante cinco días, los activistas discutieron el "Socialismo del Siglo XXI", que promueve el presidente venezolano, Hugo Chávez, posibles rupturas radicales con el sistema o reformas dentro del modelo capitalista, pero no llegaron a una conclusión clara ni única y las ideas se diluyeron en confusos laberintos dialécticos.
Sí hubo consenso en que el actual modelo "no sirve" y en que deben buscarse alternativas que el Foro Social no ha podido elaborar, lo que según sus organizadores se debe a la diversidad que caracteriza a esta plataforma, integrada por más de 5.000 movimientos sociales de unos 130 países.
También se coincidió en condenar la "cultura del consumo" y en que debe ser sustituida por la "cultura de la solidaridad", pero tampoco en ese punto se han podido elaborar propuestas concretas.
Esa incapacidad fue criticada hoy sin pelos en la lengua por el sociólogo portugués Boaventura de Souza Santos, quien alertó de que "si el Foro Social no da una solución, la dará Davos (Suiza)", donde se celebra el Foro Económico Mundial, que congrega a presidentes y grandes empresarios del planeta.
La salida que se pueda plantear en Davos, según el intelectual luso, "será más capitalismo y menos derechos", por lo que el Foro Social "está obligado a plantear soluciones reales", dijo.
Sobre las posibles soluciones, parece haber opiniones para todos los gustos.
El diputado venezolano Filinto Durán dijo que la crisis tiene que discutirse en el ámbito de las Naciones Unidas, que deben encabezar el debate para la construcción de "una nueva arquitectura económica y financiera, que tenga como centro las necesidades reales del ser humano y no el consumismo".
Según el activista filipino Walden Bello, director de "Focus in the Global South", una red de movimientos sociales de casi cincuenta países, la ONU no podrá solucionar nada, hasta que no sea objeto de una profunda reforma que le dé cabida real al mundo en desarrollo.
Bello propuso, en cambio, que los cambios se den a nivel local, mediante "la democratización de los medios de producción y un control democrático de la economía".
El nuevo modelo, en la visión de Bello, debe incluir "empresas sociales, cooperativas, privadas y estatales", pero todas volcadas a una economía "solidaria", que no promueva el "consumismo".
A pesar de todo eso, las cosas en el Foro Social Mundial de Belén no han sido tan solidarias como parecen y, para asistir a los miles de debates que ha habido, los activistas y habitantes de esta ciudad amazónica han tenido que pagar una inscripción de 30 reales (unos 14 dólares).
"Es mucho dinero", dijo a Efe Silvia Santos da Silva, quien vive en Terra Firme, uno de los barrios periféricos situados junto a la Universidad Federal de Pará (UFPA), corazón del Foro.
En esa favela, al igual que en otros barrios marginales de Belén, la pobreza es clamorosa, casi no hay servicios básicos y quien tiene empleo no gana más del equivalente a 200 dólares por mes.
Algunos activistas molestos con el precio de la inscripción, dijeron que, por la ubicación de la UFPA, "el foro se ha acercado a los pobres que dice representar, pero los pobres no pudieron estar en el foro".
Lo que sí se agradeció al foro en Terra Firme es que, gracias al encuentro de los activistas, la policía reforzó su presencia en el barrio, conocido en Belén por su inseguridad.
Sin embargo, Nei Vera Cruz, dueño de un bar que fue asaltado dos veces en los primeros quince días de enero, dijo a Efe en tono de lamento que ese refuerzo policial "seguramente se acabará el lunes, una vez que el foro haya acabado".
El Foro Social Mundial culminará mañana, domingo, cuando miembros del Comité Internacional harán un balance de esta novena edición y anunciarán su "calendario de movilizaciones" para este año.