Más que válido resulta en estos días de elecciones el llamado a los partidos políticos, a fin de que asuman todas las medidas posibles para impedir que sean penetrados por el narcotráfico en su proceso electoral.
Un sacerdote mexicano alertaba hace un tiempo acerca de las múltiples maneras en que el narcotráfico permeaba hasta las más sagradas estructuras de la sociedad. Puntualizaba el religioso que algunas iglesias que se construían en pobres poblados, tenían como sedimento la sangre que a su paso van dejando los crímenes ejecutados por traficantes de drogas prohibidas.
Encima, puntualizaba, hasta escuelas nacían de tales sucios propósitos, porque tras cada una de estas obras se escondía el aberrante negocio de los estupefacientes.
En República Dominicana se viven días de ajustes de cuentas, crímenes sin resolver, acciones del sicariato, asesinato por paga.
En fin, el narcotráfico está al doblar de la esquina. Entonces, este pueblo necesita confiar en quienes esgrimen promesas y vaticinios de un futuro mejor, que para nada es directamente proporcional a la drogadicción.
Ojo con quienes se vinculan a las organizaciones políticas contendientes. Atención a cada peso que se suma a estas campañas, porque si algo no perdona la historia es andar mal desde el principio: el final no puede ser otro que peor.
¡Ojo partidos!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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