Hay un sinnúmero de razones para solidarizarse con las madres, padres, hijas, hijos, hermanas y hermanos que padecen el dolor perpetuo de haber perdido un ser amado, sea por la causa que fuere y muy fuerte aun si se trata de feminicidio.
Bellkis Genao es esa colega que todavía sufre doble: por la gran pérdida de su hija y por no haber visto, hasta ahora, al victimario o asesino juzgado y castigado por la magnitud del horrendo crimen cometido.
Otras muchas razones se suman al dolor de esta madre, mujer, extraordinario ser humano, abuela, compañera, amiga… La historia se remonta a aquel amanecer, cuando su mesa de trabajo como periodista de la Revista Sucesos amaneció sin ella, que nunca llegaba tarde, ni se ausentaba. Muy pronto se supo que la joven Mayi había sido asesinada por su ex novio y que dejaba atrás una niña huérfana. Fue entonces que la colega que llevaba las estadísticas de los feminicidios en la República Dominicana tuvo que anotar la triste cifra de una mujer más ultimada de manera inverosímil: su propia hija.
Han pasado los años. Desde entonces, Belkis Genao ha batallado incansablemente porque se haga justicia y sea llevado a prisión el autor de este crimen, uno más en la larga y luctuosa lista engrosada por los casos de violencia intrafamiliar en el país.
Finalmente, tuvo lugar el juicio en que dictaron sentencia de 15 años al feminicida.
Una colega escribió: “Nadie ignora que ha sido la perseverancia de Belkis la que ha llevado a la justicia a adoptar una decisión aproximadamente justa. Ella está satisfecha aunque muy cansada. Y claro, ahora vendrán las apelaciones. Pero es de esperarse que se ratifique el veredicto”.
La violencia intrafamiliar invade como pandemia muchos hogares dominicanos. Funcionarios, periodistas y comunicadores la denuncian como grave delito -en tanto y en cuanto constituye una “conducta antijurídica que debe ser prevenida y sancionada-, un problema social, un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres y una cuestión concerniente a la defensa de los derechos humanos”.
Aunque se trabaja por garantizar la persecución legal de los agresores, y la atención integral multidisciplinaria a las víctimas, y se observa, además, un aumento en las denuncias de maltratos, los castigos a los “feminicidios íntimos” no está a la altura del mal ocasionado, o no parece amedrentar a los ejecutores de tan viles actos.
Belkys Genao alza oscura la mirada mientras abraza a la nieta que crece sin su madre y con sus sacrificios. Otras, como ella, lloran la ausencia del ser querido: 202 mujeres, menores de 34 años, según las cifras oficiales en el actual año 2011.