Keysi Méndez nunca imaginó que esa tarde, hace 12 años, todos sus sueños se verían truncados por una mala jugada del destino, a causa del furor de la juventud, que lo llevó a demostrar ante todos sus amigos la hazaña de hacer un clavado en una piscina sin tener ninguna experiencia en gimnasia.
Proeza que lo dejó condenado a una silla de ruedas al sufrir daños en su columna vertebral.
“Desde niño soñaba como todo hombre trabajar, casarme, tener hijos, ayudar a mi madre, a mi familia y convertirme en una persona productiva para la sociedad; pero, ahora cuando me miro en esta condición, sólo me queda aceptar la voluntad de Dios”, evoca con añoranza Méndez
Pese a su terrible historia, el joven de 33 años, residente en la calle San Francisco, número 22, del sector Brisa del Este, Santo Domingo Este, mantiene la esperanza en el rostro y la fe de que algún día podrá caminar, ya que los médicos le dijeron que con terapias volvería poco a poco a recobrar el movimiento de sus extremidades.
Méndez recuerda con tristeza que al principio recibía terapias, las cuales le ayudaron a recuperar la movilidad de sus brazos; sin embargo, al no contar con los recursos necesarios se vio obligado a parar el tratamiento, por lo que sus posibilidades de caminar disminuyen cada día que pasa.
“Imagínese, si al principio del accidente la terapia costaba RD$300, más el taxi, ahora debe estar por los RD$ 1,500, suma que aquí sentado, no podré conseguir, a menos que alguien quiera ayudarme”, expresa con un brillo en sus ojos, como visualizando esa mano amiga que acuda a socorrerlo.
Al recordar ese terrible día, Keysi Méndez piensa en los amigos que esa tarde le acompañaron al chapuzón en la piscina, que ya no están a su lado y cuánta falta le hacen en estos momentos, donde los días en una silla de rueda son tan largos.
No obstante, lo que más le afecta es ver como su madre trabaja incansablemente, sin contar con nadie que le ayude a mantener la casa y hacer los oficios, todo esto para cuidarlo a él y a su abuela quien está postrada también en una silla de ruedas debido a una trombosis que sufrió haces varios años.
“Mi mamá, Josefa Méndez, se levanta a la 5:00 de la mañana para hacernos desayuno y después se va a trabajar de conserje en una empresa y cuando regresa a las 5:00 de la tarde tiene que afanar con nosotros. Eso me parte el alma porque debería hacerlo yo”.
Keysi Méndez vive en una humilde casita a medio construir, pues su madre tiene más de 10 años levantándola bloc a bloc, porque su ex esposo no le ayuda y lo poco que consigue solo le permite para subsistir.
El deseo de ayudar a su progenitora llevó a Keysi a convertirse en zapatero sin tener ninguna experiencia en el oficio: “recuerdo que un día me dije qué puedo hacer y mientras pensaba agarré un zapato que estaba dañado y lo arreglé. Desde ese entonces me dedico a reparar zapatos, con lo que hago unos pesitos”, comenta que fue una idea divina del Cielo.
“Por eso nunca pierdo la esperanza en que hasta mí llegará una persona de buen corazón que quiera ayudarme, porque yo sé que Dios no te pone carga que no puedas llevar y aunque no lo creas hay muchas personas buenas allá afuera”, manifestó con una seguridad contagiosa el valiente joven.
Keysi Méndez exhortó a los jóvenes a valorar las capacidades que tienen y a no exponer su vida, ni su salud al peligro: “porque cualquier pérdida de las facultades psicomotoras puede acabar en un minuto con el futuro brillante que tiene un ser humano”.
Finalmente, pidió al equipo de DominicanosHoy publicar su número telefónico para que cualquier persona que desee ayudarlo pueda hacerlo a través del móvil 829- 336-0550
Ojala que la fe y seguridad de este joven enseñe que jamás se puede perder la esperanza que nos da la fuerza para levantarnos cada día y pensar que un futuro mejor es posible y que todo obra para bien, aun en el peor de los casos.
Keysi Méndez tiene fe en volver a caminar
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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