Después de recibir elogios y felicitaciones por el gran trabajo realizado en el montaje y supervisión de la elecciones presidenciales del 2010, así como la pulcritud, unión y buen servicio que exhibía, la Junta Central Electoral, se halla en un laberinto del cual sólo podrá salir con extrema inteligencia.
Desde la cancelación del director de Informática, Miguel Ángel García, la JCE sigue siendo centro de la opinión pública, ya que se puso en juego la transparencia de los comicios del 2012. Situación sumamente peligrosa, tanto para el organismo, como para el país.
También se ha acusado al presidente del tribunal electoral, Roberto Rosario, de cancelar a García para imponer a Franklin Frías y ahora resulta que Participación Ciudadana acusa al magistrado de tomar iniciativas sin consultar al pleno electoral.
En definitiva, la JCE no sale de una para entrar en la otra. Así que debe prestar mucha atención para no tirar por la borda todo el sacrificio que le ha costado limpiar la mala imagen que por décadas acompañó al organismo, al cual le atribuían complicidad en los fraudes electorales de diversos gobiernos.
Los deseos de las actuales autoridades de la JCE por borrar los amargos recuerdos de la institución les llevaron a contratar a una empresa destinada a cambiar la imagen física del organismo, lo cual se logró finalmente.
Ojalá que los miembros del árbitro electoral resuelvan sus diferencias, para que no trasciendan y ponga en tela de juicio la transparencia que con tanto orgullo exhibía el organismo y que le permitió recuperar la confianza del pueblo dominicano.
JCE, ¡atención!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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