Saludamos el gesto y la sensibilidad mostrada por el Presidente Leonel Fernández al aceptar el papelito y posteriormente obsequiarle a la señora Tatiana García (La Chichi), una motocicleta que la dama le pidió cuando el mandatario visitó el barrio Guachupita de la capital.
Además de la motocicleta, La Chichi también recibió una nevera, una lavadora, estufa, cama, un tanque de gas y otros ajuares del hogar.
Ante ese gesto y tras alegrarnos una vez más porque alguien de escasos recursos en el país pueda solucionar sus problemas, se impone la interrogante de cuántas familias dominicanas más, que viven en extrema pobreza, no tienen la oportunidad de entregarle un papelito al Presidente para que le ayude en su miseria.
Sin embargo, la solución no está en una ayuda momentánea, sino en enseñarle a pescar y no en darle el pescado, como dice el viejo refrán. Situación que podría tener alguna solución con una cobertura de educación más abarcadora y con la generación de empleos.
Lo que se busca con la cultura de enseñar a pescar es evitar que los ciudadanos sean dependientes de una misericordiosa ayuda económica, mientras su condición y calidad de vida sigue empeorando.
Lamentablemente, en los países pobres se tiene la errónea creencia de que ayudar a los más necesitados es darle lo que requieren por un día, pero olvidan dotarlos de las herramientas necesarias para que él mismo pueda ayudarse a subsistir.
Ojalá que algún día en la República Dominicana se erradique la necesidad de tener que correr tras la avanzada presidencial para pedir favores al gobierno.