El desafío no son las drogas: todos sabemos dónde se producen, cómo y quienes la comercializan, quienes la consumen y qué se hace con el dinero generado como ganancia, el desafío es encontrar a alguien que quiera traicionar la política de Washington, desenmascarar la falsa guerra contra las drogas.
Tengo mucho tiempo diciendo que la mejor solución disponible para el desafío que representa el consumo mundial de cocaína y otras drogas es que los países de este continente despenalicen su consumo y formen La Corporación Latinoamericana de la Coca –COLACO- . Advertí que este es el negocio más fabuloso en la actualidad, pues representa transacciones que alcanzan los 700 mil millones de dólares anuales; y he dicho, en miles de ocasiones, que las corporaciones de las drogas norteamericanas han venido desarrollando un plan para obtener el control de la producción de la hoja, la elaboración del producto y su distribuciones el mercado global. La primera parte de ese plan es eliminar a los llamados “incontrolables”, a los asesinos natos que la ilegalidad había traído al negocio. Y el método usado es tan antiguo como el hombre y tan efectivo como el infierno: hacer que ellos se maten entre sí.
Mi discurso ha encontrado un aliado fundamental. El mundialmente famoso escritor mexicano, Carlos Fuentes, Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias ha declarado que “México tuvo un momento político de mucha violencia con la Revolución , pero luego con el PRI y con la democracia fue un país con problemas, pero más o menos tranquilo. Ahora, cuesta salir a la calle porque hay una narconación, una presencia de los narcos en diferentes áreas que hace peligrosa la vida. Por eso estoy a favor de que se despenalice la droga y eso sólo se puede lograr si la despenalizan los Estados Unidos. Los narcotraficantes mexicanos son pigmeos, gente muy menor que lo único que hace es mandar droga al otro lado de la frontera para el gran consumo norteamericano que es donde se gana el dinero. Mientras los EE.UU. tengan demanda de droga, México les va a dar droga. Cuando dejen de hacerlo, el problema de la droga se acabará en México. La cosa es así de sencilla y así de difícil, porque ¿cómo un gobierno norteamericano va a despenalizar la droga cuando todo el puritanismo y el protestantismo americano va a poner el grito en el cielo? Por eso propongo que México, junto a otros seis o siete países despenalice la droga. Quizás haya más drogadictos, pero no va a haber más narcos. Cuando se despenalizó el consumo de alcohol siguió habiendo borrachos, pero ya no hubo Al Capones”.
Ningún peledeísta tiene derecho a decir que ignora esta simple verdad. Juan Bosch en el año 1988 escribió en la revista Política, Teoría y Acción número 99 un trabajo titulado La Cocaína en la Política Norteamericana y nadie en este Universo ha podido refutarl0. Luego, la Fundación Juan Bosch lo publicó en el libro Temas Internacionales; y allí aparece en la página 477. ¿Es difícil encontrarlo? Sí, el puesto público lo ha desmemoriado, ¿por qué no lo buscan y lo estudian?
Esta guerra gringa, exclusivamente gringa, ha sembrado entre los latinoamericanos muchos sufrimientos y ha abierto las puertas para que los asesinos natos ejerzan libremente su juego de placer. Aquí fuimos testigos del enfrentamiento entre Radhamés Jiménez, el actual Procurador General de la Republica y el senador peledeísta por Peravia, Wilton Guerrero. La batalla entre ambos generó sufrimientos, dolores que ya son memorias públicas. Radhamés se ha refugiado en el muro del silencio, pero el Senador Wilton Guerrero sigue lavando ropa ajena sin conmoverse en lo más mínimo por los acontecimientos.
Después que Guerrero inició sus denuncias, el aumento del negocio es tan desproporcionado que parecen ser los verdaderos dueños del país. ¿Por qué las denuncias de Guerrero no han traído una baja en el negocio, “un enfriarse” como dicen ellos? La razón es muy sencilla: cuando una mercancía adquiere demanda obtiene el derecho de existencia y es el deber del estado capitalista defender, proteger y facilitar la promoción del negocio que genera ganancia. El acuerdo con Quirino es un ejemplo más que evidente, pero el senador Guerrero no quiere verlo.
Entiendo que Obama puede tener grandes obstáculos en Washington para acabar con la falsa guerra contra las drogas, pero creo que así como la Casa Blanca involucró a todos los entupidos funcionarios latinoamericanos en esta falsa guerra, Obama puede ahora utilizar mecanismos secretos para que, como dice Carlos Fuentes, seis o siete países latinoamericanos despenalicen las drogas y eso cambien la correlación de fuerza en el Washington ahora, menos revuelto y menos brutal.
Eliot Ness libró una tremenda batalla para derrotar a el Al Capone de Chicago, y lo logró, pero perdió la guerra, puesto que la caída en la economía fue tan grande que el Congreso Norteamericano se vio obligado a eliminar la Ley Seca, los puritanos entre quebrar y su moral, decidieron enterrar la moral. Eliot Ness demostró ser inteligente y cuando el periodista lo felicitó por haber derrotado a los gangster de Alcapone y le preguntó qué haría ahora que la Ley Seca sería eliminada, Ness fue genial, le respondió: ¡Me tomaré una copa! Yo espero que nuestro “luchadores” contra el “narcotráfico” sean tan inteligentes como Ness y cuando les pregunten qué harán ahora que las drogas fueron despenalizadas, respondan: ¡Oleremos un poco!