Un cajón rústico y poco surtido con algunos dulces, galletas y escasos cigarrillos que aspira a ser una paletera, no es negocio; pero, significa el deseo de trabajar honradamente.
Cuando la poca escolaridad limita al hombre para desempeñarse en una profesión que requiere años de estudios, improvisar la forma de ganarse la vida siendo discapacitado físico y sin ofender a los demás, es decoroso.
Estas circunstancias caracterizan la realidad Yaqueli Antonio Rodríguez Núñez, de 30 años, conocido como “Wilson el Pequeño”.
Rodríguez Núñez, desde hace más de dos meses vino a la ciudad y se desempeña en un espacio abierto de la avenida Independencia, en las afueras del edificio de Noticias SIN, en Santo Domingo.
Parado frente a lo que él llama “Paletera” y con lo que escasamente se mantiene y saca el sustento de su familia, su estatura no supera el cajón que aspira a dejar cuando logre obtener un trabajo más remunerativo y el que se le ha hecho difícil conseguir por sus evidentes limitaciones.
“Yo quisiera un oficio como supervisor de obras del Gobierno, porque mi capacidad no me da para trabajar forzado y se paga bien” manifestó “El Pequeño”, quien evidentemente tiene grandes sueños.
En lo inmediato, clama a las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional tomar en cuenta su caso, para que lo dejen trabajar en paz en el área del Centro de los Héroes, ya que constantemente lo desalojan e intentan incautarle lo poco que tiene en su paletera.
De Palma Larga a la ciudad
Cuenta que salió del poblado Palma Larga, de la comunidad de Villa Los Almácigos, Santiago Rodríguez, porque allí no encontraba de qué vivir y tenía que echar suerte emigrando a la ciudad de Santo Domingo.
En Palma Larga dejó con familiares a Julissa Rodríguez, su única hija de 8 años, a sus padres y el recuerdo de su fallecida esposa, a quien un derrumbe la arrebató de su lado.
Pese a su discapacidad motora y baja estatura, que comenzó a evidenciarse desde que tenía 6 años, y aunque los demás lo miran como un ser diferente, Wilson no deja de dar una sonrisa, ni mucho menos de expresar su deseo de trabajar en televisión, preferiblemente en las comedias de Telemicro.
En ese sentido manifestó la esperanza de conocer algún día al empresario Juan Ramón Gómez Díaz, en quien alberga la posibilidad de materializar su sueño frente a la pantalla chica.
Además, el humilde hombre que arrastra las secuelas de una enfermedad que desconoce y que vive en casa de un tío en el sector de Manoguayabo, pide a cualquier institución caritativa una ayuda mensual, que le permita independizarse, proteger a su familia y ayudar en todo caso a sus parientes que dependen de él.
“El Pequeño” despide a DominicanosHoy y su sonrisa semeja esa promesa que dejan en cada ser quienes son capaces de construir aún en los imposibles…
Wilson, “el Pequeño»: ejemplo de honradez
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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