En fechas en los cuales hablamos del “Día Mundial de la Alimentación” y “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza”, Naciones Unidas advierte que los relativos progresos en la lucha contra este indigno flagelo, no sólo están amenazados por la crisis económica, el cambio climático, los altos precios de los alimentos y la energía y los desastres sino, además (añadimos): por las “anorexias” de algunos gobiernos, o la priorización de proyectos que pueden esperar más que la alimentación diaria de las familias.
Del miedo a perder sus empleos; del escepticismo e impotencia de los progenitores al no poder alimentar a su familia y quedar sumergidos en las tinieblas de pobreza y “privados del derecho a vivir con salud, dignidad y esperanza en el futuro”, se ha referido el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En República Dominicana los comerciantes llaman al gobierno a enfrentar la especulación y aseguran que hay alimentos que han experimentado alzas impagables por las mayorías pobres, como es el caso de las habichuelas, el ajo y la cebolla y la azúcar morena entre algunos de los productos cuyos precios han sufrido alzas constantes.
En un mensaje por el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, Ban Ki-moon llamó a colocar a los seres humanos en el centro de la atención y alertó sobre el futuro de «los pobres, los jóvenes y el planeta».
Entre las naciones que deben multiplicar las acciones para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en 2000, para ser logrados en 2015, se halla República Dominicana, también llamada a reducir el número de personas malnutridas, que aumentaron de 817 millones en 1990-1992, a más de mil millones en 2009.
Ojalá naciones como esta puedan conmemorar la fecha con la máxima cumplida: «De la pobreza a la sostenibilidad: las personas en el centro de un desarrollo inclusivo».