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El hambre es una vergüenza (ll)

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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En el año 2007, el precio de los alimentos aumentó un 40%; el arroz superó los 1.000 dólares por tonelada (47% de aumento en un mes), y los otros granos esenciales para la alimentación humana: trigo, maíz y soja doblaron su costo en un año.

El presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, ha denunciado la «especulación financiera como uno de los retos principales que afronta la humanidad y como un mal que arrastra al hambre a millones de personas”.

El mandatario dominicano ha exhortado a la comunidad internacional a cumplir sus compromisos para frenar esa especulación excesiva de forma que «no se hagan apuestas con el hambre».

Pero, lamentablemente: “nadie está a salvo del contagio inflacionario”, y el hambre sigue siendo catástrofe impredecible, sobre todo para niños y niñas, quienes serían los más perjudicados en el límite de raciones alimenticias que, según la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Josette Sheeran, podrían disminuir, pues “se necesitan 775 millones de dólares o no podrán alimentar a 100.000 niños de todo el mundo”.

Y pensar que en un principio este Programa Mundial de Alimentos fue creado para ayudar a regiones con hambre y ahora, con la subida de los precios de los alimentos, ha tenido que ampliarse a países donde antes el hambre no era problema principal.

Con palabras del economista Juan Torres López concluimos: “¿Qué mundo hemos permitido hacer? Un mundo en el que alimentarse no está garantizado para todos es un mundo indecente, aunque se vista de seda”.

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