Más allá de las múltiples opiniones que ha suscitado el llamado hecho por el ex presidente Hipólito Mejía a los productores arroceros de Cotuí, en la provincia Sánchez Ramírez, acerca de no pagar las deudas con el Banco Agrícola y comprometiéndose a condonárselas si gana las elecciones en 2012, la realidad es que quienes integran la Federación Nacional de Productores de Arroz Incorporados (FENARROZ), han aclamado por ayuda, pues- tal y como dieron a conocer-, la próxima cosecha, “correspondiente al invierno de este año, podría perderse, debido a los altos costos de producción y a la reducción en las ventas en el comercio del cereal”.
Da igual que Mejía prometa y que el ex ministro de Agricultura y actual senador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), por la provincia Duarte, Amílcar Romero, considere “que de ejecutarse ese pedido se estaría decretando el cierre del Banco Agrícola”. O que Haivanjoe NG Cortiñas, superintendente de Bancos, recuerde junto al sub-Administrador y administrador interino del Banco Agrícola, Rafael Medina, “que esta entidad es la principal financiera, facilitadora de recursos al sector agropecuario nacional y que es parte de su responsabilidad velar por su salud financiera y administrativa”.
El caso es que más allá de expresiones encontradas, el presidente de FENARROZ, Iván Tio Pimentel, aseguró “que la carencia de recursos en el sector arrocero alcanza niveles preocupantes, por lo que algunos molineros no han podido terminar de pagarles a los productores el arroz vendido de la cosecha pasada”.
Ni hablar de los retrasos en los programas de apoyo del Gobierno en la comercialización del cereal y del auxilio que han pedido al Presidente de la República para que apoye al sector arrocero, o pagarán el alto precio de perder sus tierras.
Nada, que sea Hipólito Mejía, Leonel Fernández o quien venga ahora a gobernar al país, los problemas del financiamiento al sector agropecuario implican más que simples debates o promesas: se trata de la subsistencia básica para las familias dominicanas.