Un profesor dominicano, sabio por años y por estudios, decía que en nada se parecía este febrero a otros muchos que ha vivido en sus ocho décadas de existencia. Como si la naturaleza estuviera “rebelándose por tantos malos tratos”.
En realidad, tal y como publican estas mismas páginas de DominicanosHoy.com, no por gusto el pánico mantiene en angustias a los residentes de la comunidad de Carlos Díaz, municipio Tamboril, en la provincia de Santiago, tras los hundimientos de tierra que se han producido en dicha localidad, con el consiguiente desplome de una iglesia, una escuela y el liceo secundario.
El presidente Fernández ha instruido que una comisión de funcionarios observe in sito la situación de las 150 familias afectadas por las inundaciones, y el director general de la Defensa Civil, general (r) Luis Luna Paulino, informa acerca de organismos de socorro que laboran en el escrutinio de los daños provocados por las lluvias.
Pero, el caso es que las precipitaciones siguen, y según Meteorología pueden registrarse alrededor de cien milímetros de lluvias en las próximas horas; lo cual redundaría en el viejo dicho, en este caso literal y penoso, de “llover sobre mojado”.
Por otra parte, el nombre de la presa de Tavera semeja luto para sus habitantes y aún cuando se evacuan a familias que pueden correr peligro, y todo parece “estar bajo control”, las pasadas experiencias impiden un verdadero sosiego.
El país está en alerta de diversos colores y la Defensa Civil, así como los organismos de emergencias en las regiones Norte, Nordeste y Noroeste, laboran con lo hogares que pueden resultar más afectados.
La vaguada, los vientos, a veces en ráfagas, y la propia temperatura, indican que no se trata sólo de una “actividad lluviosa”.
Ya hemos tenido las difíciles experiencias de contar muertos por cualquier temporal que nos sacude. Aún las instalaciones hidráulico- sanitarias no responden a las necesidades de un país que continuamente se ve afectado por contingencias de este tipo.
Tal vez muchos de los recursos que pudieron emplearse para evitar catástrofes ante los eventos meteorológicos, fueron empleados en el vistoso y costosísimo metro de Santo Domingo. Así que sólo nos queda confiar en la actividad de las autoridades y pedir a las personas que residen en zonas amenazadas por inundaciones, hablamos de una buena parte del territorio nacional, que mantengan las medidas de precaución y cuiden, ante todo, sus vidas y la de sus familiares.