La hidrocefalia del adulto o hidrocefalia de presión normal es un problema que causa demencia o pérdida de la memoria, comúnmente en personas mayores 60 años, por acumulación anormal de líquido en las cavidades cerebrales. El implante de una válvula de drenaje de este líquido se hacía antes por medio de una operación que tenía mucho riesgo de sangrado cerebral y problemas abdominales, infección y otras complicaciones. Ahora esta cirugía ha cambiado, pues se hace por medio de una técnica menos invasiva, más segura y más efectiva.
“Hoy día hacemos esta cirugía en forma laparoscópica. Eso permite disminuir significativamente los riesgos y asegurarnos de implantar la válvula en una zona funcional. Muchos pacientes que no podían someterse a la cirugía porque no había certeza de que el procedimiento fuera efectivo y seguro, ahora sí se la realizan, pues estamos logrando un resultado mucho mejor”, asegura el Dr. Santiago Figuereo, neurocirujano afiliado al Aventura Hospital and Medical Center, en Miami-Dade, Florida.
La válvula de drenaje se implanta en forma permanente en el cerebro conectada a un catéter o manguerita, a través de la cual baja el líquido hasta el abdomen. Hay varios avances tanto para el implante en el cerebro como en el abdomen.
Para el implante en el cerebro hay ahora una tecnología similar al sistema de navegación conocido como GPS, que le permite al neurocirujano ver más claramente el lugar preciso donde debe implantar la válvula. Es una resonancia magnética unida a un sistema de navegación llamado Stealth, el cual permite ver en tiempo real el avance e implante de la válvula y el catéter. La introducción de un endoscopio miniatura en el cerebro, también permite ver en forma magnificada y bien iluminada las cavidades donde se implanta la válvula.
De igual forma, el cirujano que implanta la manguerita de drenaje en el abdomen, lo hace en forma laparoscópica, con una cámara diminuta que introduce al abdomen por medio de una incisión pequeñísima. Con un instrumento especial, hace un túnel a través de la piel, lo cual quiere decir que ya no es necesario hacer grandes incisiones en el abdomen. Esta técnica permite poner la manguerita o tubo en forma recta, sin torceduras que lo ocluyan. El cirujano debe tener experiencia específica en este tipo de implante.
Otro avance es que ahora la válvula de drenaje para la hidrocefalia se puede reprogramar desde el exterior, o sea que no es necesaria otra operación para graduar qué tanto líquido se debe drenar. Antes existían diferentes válvulas para diferentes presiones. Si una no funcionaba, había que operar de nuevo para cambiarla. Ahora una misma válvula magnética después de la operación se puede abrir o cerrar como una llave por medio de un control remoto, dependiendo de la respuesta que haya en el paciente. Es importante drenar lo estrictamente necesario, pues si se drena muy poco no se resuelve el problema, y si se drena demasiado el cerebro colapsa y puede haber sangrados que pongan en peligro la vida del paciente.
Con el implante de la válvula de drenaje, la hidrocefalia pasa a ser una causa de demencia perfectamente tratable. La mayoría de los demás desórdenes neurológicos que ocasionan demencia no tiene un tratamiento real; los tratamientos que se han usando hasta ahora para problemas como el Alzheimer o la demencia senil no dan muy buenos resultados.
La clave para tratar la hidrocefalia del adulto es detectarla a tiempo y no confundirla con otras condiciones que tengan síntomas similares. Los pacientes candidatos para el implante de la válvula es un grupo muy selecto. Hay que asegurarse que la pérdida de la memoria es por hidrocefalia y no por otra causa.
La Academia Americana de Neurología (AAN) define la hidrocefalia del adulto o hidrocéfalo de presión normal (NPH) como “un incremento anormal del fluido cerebroespinal (CSF) en los ventrículos del cerebro, o cavidades. Esto ocurre si el fluido normal del CSF a través del cerebro y el cordón espinal se bloquea de alguna manera. Esto causa que los ventrículos se agranden, ejerciendo presión sobre el cerebro”.
Lo que ocurre es que por razones que todavía no se conocen, el líquido que el cerebro normalmente fabrica no se reabsorbe a la velocidad que normalmente ocurre. Posiblemente las válvulas que permiten que el líquido se reabsorba van colapsando. Al acumularse el líquido, se dilatan las cavidades internas del cerebro y eso causa una distensión en las estructuras cerebrales cercanas a esas cavidades. Las funciones que están cerca de estas estructuras, como la memoria, se afectan.
La persona sufre pérdida de la memoria reciente, quizás puede recordar lo que sucedió años atrás, pero no lo que hizo el día anterior o cinco minutos antes. Otra función que se puede ver afectada es la coordinación para orinar; el paciente comienza a perder el control de su vejiga; la incontinencia puede ser cada vez más frecuente, dependiendo del grado de la hidrocefalia. Otra función que puede deteriorarse es la del equilibrio, pues las conexiones que lo hacen posible se dañan; el paciente comienza a tener problemas de pérdida del balance y se puede caer.
Uno de los primeros exámenes que se hacen para el diagnóstico de hidrocefalia es una tomografía computarizada (CAT). Este examen permite determinar si hay dilatación de las cavidades fuera de lo normal. Luego debe hacerse una resonancia magnética, que no solamente muestra la dilatación de las cavidades, sino también la inflamación del cerebro alrededor de tales cavidades.
La AAN agrega: “Los síntomas del NPH usualmente empeoran con el tiempo si esta condición no es tratada, aunque algunas personas pueden experimentar una mejoría temporal. Mientras que el éxito del tratamiento con válvula varía de persona a persona, algunas personas se recuperan casi completamente después del tratamiento y tienen una buena calidad de vida. El diagnóstico temprano mejora el chance de una buena recuperación”.
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