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La Verdad Sospechosa

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La verdad sospechosa es una de esas obras poco conocidas, se pudiera decir que la misma es como una más de tantas que quedaron prisioneras del olvido; cubiertas por el polvo en un rincón de cualquier anaquel.

Juan Ruiz de Alarcón y Mendosa, nacido a finales del siglo dieciséis, es el primer escritor mexicano que  rebasa las fronteras nacionales, galopando en su obra cumbre,  que sin duda alguna es “La verdad Sospechosa”; escrita en versos  y llena de frases cargadas de ironía, es una obra moralizadora y de ríspida crítica contra la mentira.

Entiendo propicio este preámbulo para referirme a la intervención del Sr. Presidente de la República el pasado día veinticinco del mes de julio, por la que, como dominicano sentí pena y vergüenza ajena, al ver como sin ningún rubor describía un país que solo existe en su imaginación, y me preguntaba ¿De que vale tu verdad si nadie te cree? La verdad es y debe ser cónsona entre la realidad y la percepción; hay políticos que usan la mentira como un artificio para hacerla mas soportable a su propio ego, convirtiéndose en mentirosos compulsivos.

Los mitómanos, casi siempre se inventan la realidad, lo que los empuja a perder todo contacto con esta, se convierten en egocentristas  porque siempre el mitómano es un ser que se considera a si un iluminado, un ser especial elegido por el destino para llevar a cabo tareas colosales, propias de las mas memorables epopeyas.

El Presidente miente de manera cotidiana, y el que miente una vez tiene que seguir mintiendo para poder sustentar su mentira inicial, da pena que sobre esas fabulas fantásticas Danilo Medina pretenda sustentar su candidatura, seguirá cuesta arriba en un desfiladero enjabonado o tratando de seguir subiendo por un palo encebado.

El Presidente en su discurso no habló de cuántos muertos se le suman al cólera, ni las medidas a tomar para detenerlo o mengüarlo, no dijo si escucha el grito desesperado de los pueblos suroestanos  que temen ser tragados por el lago, no dijo nada de la droga, de la delincuencia, de los apagones, ni del alto costo de la vida, no dijo nada de los funcionarios que durante siete anos se han enriquecido a costa del estado, no dio respuesta a los organizadores del paro general; solo hablo de su verdad, una verdad hueca, que Para la gran mayoría del pueblo, con el permiso de Juan Ruiz de Alarcón, esa verdad resultó ser muy sospechosa.

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