Carlos Díaz, Santiago.- En esta localidad, del municipio de Tamboril, existe la unánime percepción de que los derrumbes son provocados por una mina de extracción de materiales de construcción reabierta hace unos seis meses.
Esta opinión la sustentan las familias afectadas por los derrumbes, dirigentes comunitarios, profesores, padres y estudiantes de Carlos Díaz
Según el geólogo Osiris De León, miembro de la Academia de Ciencias y el cura de la iglesia parroquial de Canca La Piedra, César Filpo; el alud de tierra que sepultó a Carlos Díaz pudo haberse evitado.
El dirigente comunitario de Carlos Díaz, José Santana denunció que en el lugar hay una mina de extracción de materiales de construcción que excavó un hoyo de 302 por 372 metros de ancho y 70 metros de profundidad, el cual acumuló bastante agua.
Indicó que al desprenderse la montaña, el agua se filtró por debajo y provocó los hundimientos de tierra que hicieron colapsar un liceo, una escuela, la iglesia y más de cien viviendas.
“Lo que ha ocurrido en Carlos Díaz es obra y gracias de esa mina, los moradores de allí hicimos una protesta y logramos su cierre, pero hace seis meses que fue reabierta por influencia de ciertos políticos y sectores de poder”, explicó.
En ese orden, se lamenta que hoy si Carlos Díaz ha desaparecido del mapa, es culpa de esa mina.
El director de la desplomada escuela de Carlos Díaz, Baudilio Luna, recordó que el domingo a las 6.30 de la tarde, junto a un ingeniero y varias personas del lugar hicieron una inspección al centro educativo.
Subrayó que durante la inspección pudieron determinar que el único daño que presentaba era la pared del frente que se había arrimado un poquito hacia atrás, debido a la cantidad de lluvias que se había registrado, pero que el resto de la estructura estaba intacta.
Sostuvo que el hoyo que excavaron los equipos pesados que explotan la mina estaba lleno de agua y que quedaba a escasos metros en la parte de arriba del centro educativo, el cual afirma se hundió porque toda esa corriente se filtró por debajo de la tierra.
Mientras José López, quien dice perdió su casa con todos sus enseres domésticos dentro, afirma que la responsabilidad sobre todo lo que ha ocurrido tiene que recaer sobre esa mina.
Recientemente, el secretario de Medio Ambiente, Jaime David Fernández Mirabal, negó que los derrumbes en Carlos Díaz, Tamboril, se deban a la mina de extracción de materiales de construcción.
Explicó que esa misma no está operando como denunciara uno de los afectados por los derrumbes ocurridos en esa zona. Indicó que ha estado recibiendo presiones de políticos, que no identificó, para que reabriera la mina.
Más derrumbes
Este jueves continuaron los derrumbes en Carlos Díaz y otras comunidades de la Cordillera Septentrional.
En la comunidad de los Amaceyes, cerca de Carlos Díaz, numerosas casas fueron afectadas por los deslizamientos y decenas de familias tuvieron que ser evacuadas.
Este jueves, periodistas de distintos medios fueron impedidos por miembros del Ejército de accesar al lugar de los derrumbes en los Amaceyes.
“Excúsenos, pero tenemos ordenes superiores de no dejar pasar a nadie, incluyendo la prensa a la zona de los derrumbes”, le advirtió un oficial del Ejército Nacional a los periodistas.
También debido a los derrumbes, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y el Ejército Nacional, evacuaron varias familias que viven en la carretera turística Luperón que une a Santiago con Puerto Plata.
Los derrumbes imposibilitaron el tránsito por esa vía, específicamente por la zona conocida como Juan Veras.
Mientras en la carretera Navarrete-Puerto Plata, también se registraron deslizamientos de tierra que provocaron un largo taponamiento que se extendía desde el túnel de Altamira, hasta la comunidad de Maimón.
La reacción de los miembros del Ejército ha levantado suspicacia en la comunidad.
“Eso está raro que ni siquiera a la prensa la dejan pasar donde han ocurrido los derrumbes, cuando viene a ver hay muertos y no quieren que la gente se entere, eso está raro”, murmuró una señora de los Amaceyes, mientras era secundada a voz alta por decenas de curiosos que llegaron hasta el área restringida a enterarse de lo que ha sucedido.
