Si algún país en la América nuestra merece un reconocimiento por los recursos dedicados a su sistema educativo es Chile y si algo hay que destacar es la actitud de los hijos de esa tierra hermana, cuya actitud ante la superación cultural y el propósito de impedir que la calidad de la enseñanza se deprima, es una constante en sus vidas y formas de luchas.
De hecho, precisamente, en estos momentos, aun cuando las bajas temperaturas afectan y las jornadas se califican como “heladas”, los estudiantes secundarios y universitarios, académicos y distintas organizaciones sociales invaden la Alameda de Santiago de Chile en marchas por la defensa de una educación pública de calidad.
Se plantea que esta “impresionante manifestación” ha sido la mayor desde la dictadura, superior a la del 16 de junio, cuando miles de chilenos dijeron: “basta a la exclusión prevaleciente en el sistema de enseñanza”.
Así van las cosas por nuestro mundo: aquí, allá y acullá se protesta por ese sustento elemental de la vida humana: la educación. Y República Dominicana no es la excepción, más allá de sus carencias, que son muchas, la situación del sistema educativo, la calidad de la enseñanza en las escuelas públicas, la postura de los colegios privados por los aumentos de sus tarifas entre el 10 y 30% y ese combate vestido de amarillo, por lograr el 4% del PIB, matiza los combates de estos días.
Por el fin de la mercantilización de la educación protestan los chilenos y enarbolan carteles donde reza: “La lucha no está de vacaciones”. Allá, legisladores, representantes de los partidos llaman al presidente del país, Sebastián Piñera: “a escuchar el clamor ciudadano y a emprender las transformaciones radicales que se requieren por un sistema educacional justo y equitativo”.
Aquí, en la tierra dominicana, tampoco está de vacaciones la lucha. Mucho menos ahora. Ojalá el apoyo fuera mayor por parte de quienes ocupan las sillas de los poderes ejecutivos y otros….
“La lucha no está de vacaciones”
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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