Un Partido de la Liberación Dominicana disciplinado y motivado por el deseo de mantener el poder sale hoy a las urnas a escoger su candidato presidencial, que todo saben que será el licenciado Danilo Medina, por quien se saldrá a votar no porque enfrente competencia interna, sino adelantando la contienda externa para la que se requiere escogerlo con la más amplia concurrencia.
El presidente Leonel Fernández, quien desde que encabezó la asamblea de dirigentes de San Francisco de Macorís, había dejado claro que para los fines de la competencia interna fungiría de arbitro, pero que luego de resuelta estaría en las calles aupando el triunfo de su partido, volvió a reiterar esa posición en la asamblea masiva que encabezó antes de salir del país a cumplir compromisos de Estado.
Pero el presidente no sólo habló de lo que hará el PLD, también anunció la constitución inmediata de un frente contra el retroceso del que formarán parte las fuerzas del Bloque Progresista y otras que se adhieran, con lo que acabó dos presupuestos en tornos a los que la oposición trazó planes de triunfo, el primero, que Leonel Fernández no apoyaría a Danilo Medina, el segundo, que se desintegraría el Bloque Progresista y que algunos de los partidos que lo integran harían alianzas contrarias.
El PLD que escogerá en el día de hoy a Danilo Medina como su candidato presidencial es distinto a aquel que hizo lo propio para las elecciones del año 2000, y no solo ha variado en que en aquel tiempo era una organización posicionada en un tercer lugar, con una matrícula muy menor a los veinte mil miembros, y que ahora es la principal fuerza política del país y supera los 2.2 millones de empadronados, sino que es ahora el PLD el partido con los liderazgos locales más fuerte.
A diferencia de aquella escogencia en la que Danilo Medina enfrentó a un competidor que polarizó la competencia en forma reñida, lo que afectó el reconocimiento de su triunfo, esta vez no cargará con esa dificultad, pero además ya no es el candidato muy querido a lo interno de su partido, pero con limitaciones externas, no, esta vez no es así, si precisamente los peledeístas se han entusiasmado más con la candidatura de Danilo Medina por el gran respaldo que ha levantado a lo externo del PLD.
El Partido Revolucionario Dominicano con el que el PLD se va a enfrentar no es la organización victimada porque se entendía que fue objeto de un despojo del triunfo en las elecciones de 1994, o de un arrebato por una alianza satanizada en 1996, pero tampoco era el partido, cuyo líder había fallecido en 1998, tres razones por las que los electores se sentían en deuda con esa organización.
El Hipólito Mejía que para entonces era una leyenda por las evocaciones positivas de su paso por agricultura en los días del huracán David, hoy es la evocación de una de las peores pesadillas que ha padecido el pueblo dominicano.
El 20 de mayo del año próximo el pueblo escogerá entre dos opciones, uno que ha sido presidente y resultó pésimo, y otro que se ha preparado como nadie para la conducción del Estado, que tiene planes e ideas muy precisas, pero que todavía no ha tenido la oportunidad de gobernar, el que se vea en esa disyuntiva optará por dar oportunidad al que no ha sido presidente.
Danilo Medina es un líder del PLD y fue el armador de las dos primeras gestiones del presidente Fernández, pero él no ha sido presidente y cada maestro tiene su librito. Leonel es un visionario obstinado con las ideas de modernización y progreso, Danilo es un enfermo con las políticas sociales, muy sensible frente a la desigualdad y la exclusión.