Durante la Reunión de Alto Nivel Sobre Seguridad Alimentaria, efectuada los días 26- 28 de enero en Madrid, con el auspicio de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el gobierno español, el secretario de Agricultura dominicano, Salvador -Chío- Jiménez, habló de “la necesidad de crear más fuentes de financiamientos para el sector agropecuario” y llamó a los organismos multilaterales a aumentar préstamos al campo para poder reducir la pobreza rural.
Pero, mientras tanto, en el país, la clase campesina clama por ayuda básica para hacer producir la tierra y se queja de las desatenciones y falta de políticas oficiales.
Un artículo de la colega Aleida Plasencia señala que las actividades productivas del campo dominicano requieren cada año unos RD$30,000 millones, pero el sistema financiero sólo canaliza cerca de RD$12,000 millones.
Según Plasencia, “los RD$18,000 millones restantes los productores tienen que buscarlos en el sector informal, donde las tasas de intereses son altísimas en comparación con las que cobra el sistema financiero formal. Esta es una de las razones por las que muchos agroproductos son encarecidos y llegan a los consumidores a altos precios”.
Con estos tiros, ¿quién duerme? Si bien el gobierno habla de medidas para mitigar la crisis global de los alimentos (que desde hace muchos años acompaña los hogares de la mayoría de dominicanas y dominicanos), sería vital que dirigiera su atención los factores que afectan a los productores agropecuarios, sobre todo a la falta de tecnologías para mejorar las producciones y elevar la productividad en los campos dominicanos.
Merecen atención opiniones como las que proclama la Junta Agro empresarial Dominicana (JAD), en relación con la cantidad de recursos que necesita el sector para desarrollar sus actividades del campo sin tener que acudir a los prestamistas informales, lo cual trae como consecuencia “una producción cara y que los productos lleguen al consumidor a precios más altos, con relación a como deberían comprarlos si los productores financiaran las cosechas en la banca formal”.
NO es así que podremos enfrentar una crisis de la alimentación; como afirmó una sabia campesina criolla a DominicanosHoy.com “¿Quién dijo que la tierra no pare? Aún con el problema del agua si la tratas bien, ella te da frutos. Porque, no es la tierra quien no quiere saber de la gente, sino la gente la que no quiere saber de la tierra”.