El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Juan Temístocles Montás, sustenta un discurso totalmente justificativo en relación con la reforma tributaria sometida por el Poder Ejecutivo ante el Congreso Nacional.
Aun cuando se plantean elementos válidos en relación con lo que el Gobierno había afirmado anteriormente, de no producirse en el país reformas tales, Temístocles Montás argumenta que las cosas suceden de acuerdo a la situación que vive el mundo, con el aumento de los precios de los alimentos y el alza del petróleo, entre otros imponderables que- según su criterio-,implican este paquete tributario como única alternativa de mantener el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), contrarrestar el déficit fiscal y satisfacer su necesidad de dinero.
“No tomar estas medidas sería nefasto”, afirmó el titular y tales alegatos conllevan a cuestionar si no son suficientemente nefastas las realidades que enfrenta la sociedad dominicana, cuya evaluación social no puede ser peor y, encima, las alternativas destinadas a cumplir con los compromisos internacionales financieros pujan sobre la maltrecha economía familiar, en tanto que las nóminas de funcionarios, con sus correspondientes salarios y beneficios se multiplican.
Según Montás, los principales gravámenes, como el del sistema bancario, afectarán finalmente a la población, pero augura que el Banco Central buscará la mejor solución para que dicha medida no impacte negativamente en los sectores productivos.
El juego de palabras puede detener por instantes el proceso de reflexión: “no hablar de impuestos, sino de nuevos financiamientos…” Pero, la verdad reluce incólume: esas recaudaciones sobrepasarán los sacrificios de los más pobres y resquebrajará más aún esa clase media que baja y baja, cada vez más…