Tal vez debíamos esperar este día dedicado a las madres- que en definitiva deben ser todos y cada uno de nuestras vidas-, con un especial saludo hacia la “Madre Mayor”, la patria, y junto a ella, esa otra que nos cobija cada instante en su seno y pese a maltratos y agravios se mantiene incólume mientras nos sostiene: la madre tierra.
De la Madre Teresa de Calcuta es ese poema que vale recordar en este día y compartirlo con todas las madres dominicanas y del mundo: Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, /los días se convierten en años…/ Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad./Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña./ Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida./ Detrás de cada logro, hay otro desafío./ Mientras estés viva, siéntete viva./ Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo./ No vivas de fotos amarillas…/ Sigue aunque todos esperen que abandones./ No dejes que se oxide el hierro que hay en ti./ Haz que en vez de lástima, te tengan respeto./ Cuando por los años no puedas correr, trota./Cuando no puedas trotar, camina. /Cuando no puedas caminar, usa el bastón. / Pero nunca te detengas!!!
A ellas, a quienes les atañe la universalidad y esa parte noble que nos salva. Las que siempre están, no importa si son sonrisas o desalientos los que atacan indolente; siempre se quedan, olvidando sus cansancios para cargar con los nuestros.
Mucho más que la integridad de un concepto histórico. Siempre madres.
Mujer, amiga, combatiente, política, empresaria, compañera. La patria dominicana se honra de contar con tantas madres extraordinarias, les felicita en esta fecha y siempre, y les agradece nunca detener su paso invicto por esta vida…
Y finalmente, otra poesía, para usted, madre:
“…Queda prohibido no buscar tu felicidad
no vivir tu vida con una actitud positiva
no pensar en que podemos ser mejores
no sentir que sin ti, este mundo no sería igual”.