Estas palabras adquieren nuevos matices en la comunicación social. La sororidad, se deriva de la hermandad entre mujeres, quienes se perciben con iguales oportunidades para aliarse y, sobre todo, cambiar su realidad, de diversas maneras y por multiplicidad de razones.
Hace algunos años hablar de alianzas, resultaría algo raro, porque desde tiempos inmemoriales estuvieron educadas para hacerse enemigas de sus congéneres.
Vale recordar los famosos cuentos infantiles donde las perversas contrincantes son identificadas como brujas, hermanastras, madrastras.
Los tiempos van cambiando como resultado de las luchas sociales donde se modifican conceptos y se aprecian aportes del feminismo como corriente político- ideológico, que influyó en acuerdos alentadores hacia la democratización, que generó importantes cambios en la estructura social ,como expuso, la Maestra Marcela Lagarde en el conversatorio “Mujeres juntas ni difuntas Sororidad y alianzas entre mujeres”, donde propuso fortalecer la pedagogía y la ética del feminismo.
Realizar un análisis de esta nueva realidad, conduce a obtener evidencias acerca de las decisiones legislativas, modificadoras de conductas sociales, encaminadas a disminuir y erradicar manifestaciones de discriminación y violencia hacia las mujeres en todas sus modalidades.
Se destacan, la creación de Comisiones de Equidad y Género en el Senado de México y en los H. Congresos Estatales, que ratifican la legítima existencia del Instituto Nacional de las Mujeres, INMUJERES, así como de sus análogos en los estados como nuestro Instituto Colimense de las Mujeres, ICM.
Persisten resistencias patriarcales a la aplicación de una perspectiva de género en los asuntos institucionales, que se agrava al carecer de suficientes espacios de discusión y reflexión para realizar un autoanálisis crítico y profundo hacia una mejor comprensión a las necesidades actuales de las mujeres.
Esas teorías presentan contradicción con la realidad. Por ejemplo, cuando se debaten asuntos femeninos como el derecho a decidir por su cuerpo, son los hombres, representantes mayoritarios en el Senado o el Congreso Estatal, quienes aprueban o desestiman leyes o normas jurídicas, por el cuerpo de las otras.
Estimular el avance de las fuerzas sociales, posibilita exigir los datos geo-referenciados (hombres y mujeres en proporción) y utilizar la herramienta de género atendiendo al significativo aporte femenino a la sociedad actual ,según estadísticas de INEGI.
Ya no es posible ignorar este aspecto en la agenda nacional, y en las Comisiones legislativas como las de Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Desarrollo Social, Defensa Nacional, Educación, Cultura y en especial, la migración y los asuntos internacionales.
Desde 2005, se trabaja con los resultados del Foro “Déficit de la Perspectiva de Género en México, Avances, Retos y Oportunidades” que puso de manifiesto las omisiones hacia los derechos femeninos en bienes materiales y simbólicos. Hay que continuar porque fue aprobado jurídicamente, la incorporación de la perspectiva de género, para determinar las brechas de desigualdad entre los sexos.
Hoy, coincidimos mujeres y hombres en la sociedad por tanto, no debe existir ningún beneficio institucional, que sea neutral al género. El apoyo político y social a la presencia femenina es decisivo porque cada día el movimiento es más plural, incluyente, diverso, así como estimula las alianzas y la sororidad para seguir avanzando.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación.
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