No son poco los problemas que enfrenta la juventud dominicana por desconocimiento o parcial información sobre educación sexual. De ahí los embarazos no deseados, abortos que han terminado infelizmente con el costo de la propia vida y la adquisición de infecciones de transmisión sexual (ITS), entre ellas el VIH/Sida.
Según UNICEF, el 18% de los casos de sida en el país corresponden a la población entre 15 y 24 años de edad, con posibilidad de haber contraído el VIH en años previos. En ese grupo, casi la mitad (48%) son mujeres, en un porcentaje que casi duplica el de las adultas en igual situación.
A pesar de que a principios del año 2010, el ministerio de Estado de Salud Pública y Asistencia Social ejecutó en el país un presupuesto histórico de RD$1,952 millones, dirigidos a los 14 programas de prevención de salud colectiva, entre los que figura el VIH/Sida, en agosto pasado el Programa de las Naciones Unidas para el Sida (Onusida), y el Consejo Presidencial del Sida (Copresida), denunciaron “que la burocracia mantiene empantanado un proyecto de inclusión en la seguridad social de las personas que viven con VIH”.
Ante la pregunta de quién contagia a quién surgen muchas interpretaciones, pero las cifras confirman que las más vulnerables al VIH/sida y otras enfermedades ITS son las mujeres, mayormente adolescentes, debido a patrones socio-culturales determinados por su condición de género: ellas se protejan menos que los varones y estos últimos suelen tener mayor número de relaciones fuera de la pareja.
Se han obtenido datos acerca de que sólo el 10,6% de las adolescentes entre 15 y 19 años usó el condón con cualquier compañero, contrastando con 46,9 por ciento de los adolescentes. Además, la mayoría no cuenta con orientación sobre las Infecciones de Transmisión Sexual.
Tampoco faltan quienes culpan a las trabajadoras sexuales por el incremento del VIH, ante lo cual, Jacqueline Montero, directora del Movimiento de Mujeres Unidas (MODEMU), explicó a DH que se ha conseguido concienciar a estas mujeres para que se protejan, exijan condón a sus clientes y se sientan dignificadas, pese a los estigmas.
Más allá de las barreras culturales y leyes discriminatorias intensificadas por la carencia de acertadas políticas, la juventud dominicana debe afrontar esta situación y buscar toda la información posible, en tanto las escuelas proyecten clases y charlas educativas sexuales y las familias dominicanas intensifiquen ese sentimiento de educar desde muy temprano sobre este tema, que a la larga salvará a sus hijos e hijas.
