Un trabajo publicado por el colega Víctor Núñez sobre las malas prácticas médicas conduce nuevamente a la reflexión del tema, sobre todo cuando se tiene en cuenta el incremento de la mortalidad materna en el país, que desde enero a marzo del actual año reflejó el fallecimiento de 34 madres y el año pasado dejó un saldo de 188 defunciones.
Válidas las palabras de la directora del Seguro Nacional de Salud (SENASA), Altagracia Guzmán Marcelino, quien califica esas muertes como evitables, “pues al 99,9 por ciento, incluyendo aquellas cardiópatas que llevan un embarazo, se les puede dar seguimiento y no fallecen”, unido esto a que el 98 por ciento de los partos se realizan en centros hospitalarios y bajo el control médico.
Guzmán Marcelino afirma que el problema es el servicio: aparte de la calidad de la práctica médica, faltan los insumos. Según indica Núñez en su trabajo, los anestesiólogos, cirujanos plásticos y generales y los obstetras se hallan entre los más acusados por estas negligencias y el doctor Ángel Veras, consultor jurídico del CMD manifiesta tener decenas de demandas, “las cuales evalúan para determinar si son justificadas, porque a su juicio pueden depender de pasiones y hasta ingratitudes”.
Pero, no hay duda de que hay que tomar cartas serias en el asunto, determinar cuánta responsabilidad tiene el médico y todo ese personal cuyo principal deber es el de garantizar la vida de los seres humanos que requieren de sus servicios.
Muchas interrogantes siguen sobre el tapete en relación con este tema: la ginecobstetra Liliam Fondeur, autora de Las hijas de nadie, cuestiona la voluntad concreta para detener esta espiral perversa de crimen contra las mujeres y asevera que sólo en el discurso se evidencian las políticas de Estado para reducir la mortalidad materna.
En verdad, esta situación de malas prácticas médicas no se aplica sólo a quienes prestan los servicios de salud: “maquillar las reales causas” sólo conducirá a que Republica Dominicana muestre vergonzantes cifras de muertes que pudieron ser salvadas.
