Después del 26 de junio ¿qué hará el Partido de la Liberación Dominicana (PLD)? Pero, desde antes, la división sigue siendo ostensible. Una parte de la militancia habla de la cultura organizativa para fundir propósitos desde las provincias en pos de fortalecer el proyecto encaminado a destacar el liderazgo de Danilo Medina.
Otros, como Franklyn Almeyda Rancier, aspirante a la candidatura presidencial del PLD, ha propuesto a tres de los precandidatos un acuerdo que implique respaldar al que obtenga más votos en la primera vuelta de las elecciones internas y según su criterio existe un distanciamiento entre las dos terceras partes de ese partido que respalda al presidente Leonel Fernández y las fuerzas del precandidato Danilo Medina” elemento que impediría a este último la victoria. En tanto que el vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, ha expresado su favor por Medina.
En verdad, aunque se repita a coros, ya la sociedad dominicana no debía votar por el menos malo. La conciencia popular ha alcanzado escaños y no hay que engañarse a la hora de afirmar que lo que sí existe es una ausencia de liderazgo y por lo tanto, fe y confianza andan en un viaje lejano que parece interminable e infinito.
Aunque afirmen los peledeístas que la plataforma creada por su gobierno está fortalecida, esto no se refleja en ese pronunciamiento por concluir o, al menos disminuir la pobreza de las más de tres millones familias que viven sin condiciones en el país.
Los recursos, dirigidos hacia otros derroteros, o “áreas prioritarias”, no han satisfecho en lo esencial los gastos sociales, unido esto a una política de endeudamiento que preocupa cada día más. Aunque las encuestas hablen de números y predilecciones, la impopularidad del PLD se incrementa en medio de una hostil situación económica internacional y el partido morado de la estrella amarilla sigue adormecido ante lo que debía ser clara señal de unidad, hasta que el presidente Leonel Fernández reafirme, en su condición de árbitro en las próximas elecciones, quién les representará ante el “adelantado” PRD. ¿No será ya demasiado tarde?
