Soplan vientos devastadores de inseguridad, no hay calma en ningún momento y cuando se vive en el ejercicio de conocerse a sí mismo, el autocontrol, el crecimiento espiritual, en la entrega sincera al amor, transitar por las calles es realmente un desafío a la paz ciudadana. Nada de buenas costumbres.
Mi amigo sacerdote jesuista, maestro evangelizador por excelencia, al regreso de un partido de tenis me explico esta enseñanza: Prima Cáritas Urbánitas: La Primera manera de amar, es la educación. Mi querido padre Javier Colino reflexionó esa belleza espiritual el 22 de septiembre del 2008 y todos los días cada vez que salgo a la calle lo recuerdo con cariño.
Es amargo palpar tatos males creados a este pueblo bueno, no puedo callar, me ahogaría retener el silencio, dejaría de ser dominicano, no puedo negarme a mí mismo, dejaría de amar, estaría en la materia, en el varón. Dios nos crea para ser hombres y cumplir con el deber de ciudadano, tengo responsabilidades, una es no aceptar los atropellos de los que ejercen funciones públicas violando la Constitución y leyes.
Saber que cada cuatro años un grupo se hace millonario ejerciendo el peculado, nepotismo y todo tipo de desacato, nos dice que la República Dominicana esta bajo el azote del saqueo, empobreciéndose más por unos que dicen ser políticos, sus hechos demuestran con claridad que van a la administración a servirse. Son politicastros. La Cámara de Cuentas así nos los presenta.
El efecto dominó egipcio no se detendrá por la tierra de los usurpadores. También los huracanes se forman en las aguas africanas, violentan el océano y azotan estas tierras. La naturaleza de la razón viaja y le exige a los que violan las leyes para enriquecerse rendir cuentas. Son felices con la diosa impunidad, pero el mal no es el final.
Nadie ha podido ni podrá borrar, ocultar, hacer desaparecer lo que la madre naturaleza repudia. ¿Saben que repudia? Las malas acciones. Papá nos explicaba: “El mal no dura para siempre, no hay cuerpo que lo resista”.
Sencillamente el ser humano no nació para ser abusado.
Duarte vive: Demagogia: Nada hacemos con estar excitando al pueblo y conformarnos con esa disposición, sin hacerla servir para un fin positivo, práctico y trascendental.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.