Seis candidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), “preparados por el mejor chef”, según opinión de un joven militante de dicha organización partidista, optan por el poder político del país.
Acerca del proceso unificador que se impone ante la denominada “neutralidad” de una parte de esa militancia se refirió el joven peledeísta, quien aseguró que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quiere alcanzar el poder; en tanto que el PLD no quiere abandonarlo, sino entregar”la antorcha” para proseguir dirigiendo los destinos del país y llevar a cabo las transformaciones necesarias.
La interrogante no puede ser otra: ¿por qué no han aprovechado estos largos años para transformar la realidad que abate a la mayoría de dominicanas y dominicanos, sobre todo al sector poblacional más joven del país?
Todos los partidos políticos conocen que el liderazgo anda por caminos de ausencia. Todos ellos han dado pasos consecutivos para sumar a la juventud en sus procesos. La formación de jóvenes líderes a nivel municipal, provincial y nacional son escaños poco “explotados” en la labor proselitista.
Si las acciones políticas para enfrentar la situación que vive República Dominicana enfocaran, esencialmente, el trabajo con los jóvenes y cada funcionario político jugara el papel que le corresponde, no estarían tantos menores involucrados en los agudos problemas del narcotráfico que vive la nación, ni asaltarían, robarían y cometerían esos actos delictivos que engrosan tristes cifras de víctimas y victimarios por crímenes.
No hay duda de que este es un problema de Estado y todos los hombres y mujeres, sin importar el partido en el cual militen, pueden desarrollar políticas públicas para elevar el nivel de vida de la juventud, cuya deuda social sigue siendo eso: una deuda pendiente, a pesar de que todos los partidos antes mencionados han ocupado el poder político sin que aparezcan reales resultados y, al menos, asome la luz en el principal problema de todos: la educación nacional.