Las fechas sirven para reflexionar, sobre todo cuando corresponden a efemérides patrias y/o aniversarios de figuras paradigmáticas como es el caso de José Francisco Peña Gómez, en nombre de quien se alzan muchas voces en la sociedad dominicana para resaltar sus virtudes y el liderazgo que legó a sus seguidores.
Al cumplirse 13 años de su fallecimiento se recuerda al líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que resultó en tres ocasiones candidato presidencial (1990, 1994 y 1996), ocupó la secretaría general y la presidencia de esa organización política y obtuvo la alcaldía del Distrito Nacional en las elecciones de 1982.
Pero, más allá de los cargos públicos que ocupó el humilde niño nacido en la Loma de El Flaco, provincia Valverde, hubo un sueño mayor en su vida, ese que le llevó a alfabetizar desde muy joven, hasta ejercer como maestro de educación primaria en su comunidad.
Ese mismo niño pobre llegó a doctorarse en Derecho, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en 1970 y posteriormente, en Derecho Constitucional y Ciencias Políticas en la Sorbona de París.
Hablamos del líder de las mayorías, precursor de los elementales derechos de una sociedad que creyó en él y que espera un día ver realizados sus sueños.
Hoy, cuando el sistema educativo en República Dominicana refleja que un 36% de la población no alcanza los estudios primarios y el 46% no llega a la media superior.
De los maestros y maestras que imparten enseñanzas en las aulas, muchas de ellas en pésimas condiciones, el 75% son mujeres y para ganar 10 mil pesos mensuales tiene que trabajar varias tandas, la pregunta sigue siendo: si representantes del Partido Revolucionario Dominicano, del Partido de la Liberación Dominicana y del Partido Reformista Social Cristiano, han prometido salvar este crítico renglón de la sociedad, aún cuando todos ellos han permanecido en el poder, ¿por qué no han podido solucionar tan vulnerable sector?
Peña Gómez dijo que a lo largo de toda su vida había pagado un alto precio…y habló del veneno que le inocularon sus rivales, a quienes, antes de morir les dijo: “Yo los perdono, mis adversarios pueden contar conmigo…”
Ojalá este perdón sirva algún día para que se realicen los más trascendentales propósitos del gran dominicano, esté quien esté en el poder…