Francia.- El hallazgo el martes en medio del Atlántico, a casi 3.900 metros de profundidad, de la segunda caja negra del avión AF 447 de Air France que hace casi dos años se estrelló en la zona, ha reforzado la esperanza de los investigadores de poder llegar finalmente a descubrir lo que causó este trágico accidente, en el que murieron 228 personas.
Según explicaron a la prensa, este segundo dispositivo resulta el complemento necesario de la primera caja negra, recuperada también hace unos días, pues mientras aquella es un registrador de parámetros de vuelo, ésta constituye un registrador fónico.
"Estos dos registradores son complementarios, porque es el análisis de ambos el que permite comprender qué pasó", indicó en declaraciones exclusivas a BBC Mundo, Jean-Paul Troadec, director de la Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA por sus siglas en francés).
De acuerdo con un reporte de esa publicación, este segundo aparato también fue encontrado por el robot Remora 6000 y remolcado al navío "Ile de Sein", que desde hace meses cubre una amplia zona frente a las costas de Brasil, donde ocurrió el accidente, buscando estos preciados restos del avión siniestrado.
Troadec explicó a BBC que la primera caja negra encontrada es la que se dedica a registrar "diferentes aspectos sobre el estado del avión como la velocidad, la altura (o) el régimen de motor", en tanto que la segunda tenía la función de grabar "las conversaciones de los pilotos y diferentes ruidos que se pueden escuchar en la cabina de pilotaje, como por ejemplo determinadas acciones en el comando".
Sin embargo, el directivo también expresó dudas de que la información contenida en el interior de este segundo aparato pueda aún ser legible por los investigadores, debido a la corrosión que pudo haber sufrido la memoria electrónica por el largo tiempo que lleva expuesta al agua del mar. Acotó que a simple vista ambos dispositivos parecen estar en buen estado, pero advirtió que hay que esperar a los resultados del estudio que sigue ahora.
En teoría, las cajas negras están diseñadas para resistir al menos un mes sumergidas 6.000 metros en el mar tras un impacto equivalente a 1.500 veces la fuerza de gravedad.
Troadec dijo que estas dudas recién se dilucidarán cuando la caja negra llegue a la sede de la BEA, dentro de ocho o diez días, sea abierta y examinada.
Estaba previsto que ambos aparatos fueran precintados y escoltados por un buque de la Armada a un puerto de la Guyana Francesa para enviarlo por vía aérea a la sede de la BEA, en las afueras de París.