Johannesburgo.- Soweto, el antiguo gueto negro de Johannesburgo, primera ciudad del país, se ha convertido en una atracción turística para cientos de visitantes que cada mes recorren su calles y barrios chabolistas en bicicleta.
Las grandes torres de una antigua central térmica marcan la posición de Soweto, acrónimo de South Western Township (poblado del Sudoeste), erigido en 1963 por el gobierno del apartheid a una hora de Johannesburgo para confinar a la población negra.
Allí vivió el ex presidente Nelson Mandela cuando fue liberado en 1990 por el gobierno aperturista de F.W De Klerk y el arzobispo y premio Nobel Desmon Tutu mantiene aún hoy su residencia en el asentamiento.
Cuatro millones de personas viven actualmente en Soweto, el asentamiento negro más grande de Sudáfrica, una de las zonas más pobres de la ciudad, con casi la mitad de la población desempleada, seis asesinatos al mes, una violación diaria y cuatro atracos con violencia cada 24 horas.
"Los turistas tienen que saber que Soweto es seguro; nadie te dirá que le han robado cerca del museo de Mandela", asegura el propietario de un bar, pese a tener un cartel en su puerta que prohíbe llevar armas. "Fuera sí hay armas -reconoce-, pero aquí dentro no. Si vienes con un arma la meto en una taquilla".
Al igual que las favelas de Río de Janeiro y Sao Paolo, Soweto se ha convertido en una atracción turística para cientos de visitantes en busca de un bocado de la auténtica realidad de Sudáfrica, donde 1,8 millones de familias viven en asentamientos informales, medio millón no dispone de agua en sus casas y 360.000 no tienen acceso al agua potable.
Según la agencia Soweto Tours, 2.700 turistas se acercaron a la casa museo de Nelson Mandela o la residencia de Desmon Tutu; pero cualquier visita que se precie incluye también un paseo por las casas de chapa y madera y las tabernas ilegales donde se sirve cerveza tradicional.
El hostal Lebo’s comenzó a realizar visitas guiadas en bicicleta durante la Copa del Mundo de fútbol, celebrada en junio del año pasado; hoy, otros dos albergues ofrecen este servicio que disfrutan unos doscientos turistas al mes.
Dos guías custodian la expedición, compuesta por una familia francesa, dos americanas, un alemán y una joven inglesa hacia las chabolas de Medowlands y el barrio de Orlando, más rico, donde se encuentra la casa museo de Nelson Mandela.
"Es impresionante ver el cambio en comparación a como solía ser Soweto", explica el guía Solomon Makgatho frente al monumento en memoria de Hector Pieterson, el niño asesinado en 1976 por la policía durante las protestas que encendieron la mecha de la lucha antiapartheid.
Sin embargo, la visita a las chabolas sigue siendo uno de los argumentos de venta para decenas de tour operadores. "Creo que hay un poco de ambos. Algunos vienen por la historia, especialmente estudiantes, no solo quieren ver Soweto como el agujero de África" afirma Makgatho.
"Elegí el tour en bicicleta en vez del autobús porque me parecía que eso sería como estar en el zoo", explica una turista inglesa. "Todo esto creo que es bueno para Soweto, se están creando muchos empleos en el turismo", añade.
"Espero que no piensen que estamos aquí para mirarles como si fueran una atracción", afirma una de las turistas que forma parte de la expedición en bicicleta.
Los habitantes de Soweto se esfuerzan por agradar a los turistas y despojarse de la etiqueta del gueto. "Necesitamos más turistas, porque eso nos da otro conocimiento, otras experiencias para mantener este país unido", explica el cliente de un bar junto al museo de Nelson Mandela.