La Habana.- El XI Festival del Habano comienza este lunes en La Habana con la sofisticación que caracteriza a esa reunión anual de empresarios, epicúreos y expertos en tabaco, un oasis de lujo en un país sumido en una crónica penuria económica.
Los cientos de asistentes catarán "maridajes" de puros y licores, oirán charlas sobre el "torcido a mano", degustarán la cocina y el ron de Cuba y visitarán fábricas de tabacos y plantaciones de la provincia occidental de Pinar del Río, cuna de apreciadas variedades de la hoja, dijeron a Efe fuentes de Habanos, S.A.
Esa corporación pertenece, por mitades, al Estado cubano y a Altadis, subsidiaria franco-española de la multinacional británica Imperial Tabacco.
La feria comercial paralela al Festival mostrará hasta el viernes estuches personalizados de cigarros, cajas para conservarlos frescos (humidores) de todos los tamaños y precios, vitolas de colección y ediciones limitadas de cigarros de las marcas que comercializa Habanos.
Hace años asistía a los Festivales el líder cubano Fidel Castro, insaciable fumador de puros en décadas pasadas y luego militante antitabaco, pero desde julio de 2006 no aparece en público por la enfermedad que le llevó a ceder el poder a su hermano menor Raúl.
En 2001, sonriente y distendido, Fidel Castro asistió con su uniforme verde oliva a la cena de gala en el cabaret Tropicana, donde el veterano Compay Segundo recibió el premio "Hombre Habano" y su inseparable sombrero fue subastado por 17.500 dólares.
También hace años, al Festival solían acudir celebridades mundiales como el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, los actores Joseph Fiennes, Mat Dillon y Jeremy Irons o deportistas como Nikki Lauda.
"Fumar cigarrillos es como tener sexo. Fumar cigarros es como hacer el amor", explicó Irons en 2005.
En la lista de celebridades figuraron, además, el bailaor español Joaquín Cortés y afamados artistas cubanos como el ya citado Compay Segundo o Chucho Valdés, pero las ediciones más recientes no han tenido personajes semejantes.
Las principales atracciones ahora serán los tabacos de 27 marcas que distribuye Habanos en todo el mundo -excepto Estados Unidos por el embargo comercial que ese país aplica a Cuba desde 1962-, entre las que destacan Cohiba, Hoyo de Monterrey, Romeo y Julieta, Montecristo, Partagás y H. Upmann.
Serán presentados esta semana varios nuevos productos (en 2008 fueron el Epicure Especial de Hoyo de Monterrey y el Mágnum 50 de H. Upmann, y en 2007 la Reserva de Montecristo y el Cohiba Maduro 5).
El Festival se cerrará el viernes 27 con la tradicional cena de gala, una de las fiestas con más "glamour" del único país comunista de América, escenario reservado para la entrega del Premio Habano del Año y la subasta de humidores, en la que se alcanzan Cientos de millones de dólares.
En 2006 la gran incógnita que rodeó al certamen era si Fidel Castro iba a firmar los famosos humidores subastados, algo que finalmente no ocurrió ese año ni tampoco en 2007.
La firma de Castro era un sello distintivo de los humidores subastados en la cena de gala desde su creación.
"Era costumbre que los lotes estuvieran firmados por Fidel Castro. Como todos conocen, el presidente no ha estado muy bien", explicó el juez de la subasta de 2007 antes de dar paso a las pujas.
Este lunes ejecutivos de Habanos informarán de los resultados de 2008, año en que también los puros empezaron a sentir los efectos de la crisis económica internacional, según dijeron a Efe fuentes del sector, y las perspectivas para 2009.
El tabaco tiene una tradición de consumo en Cuba que, al menos en la historia, data de cuando Cristóbal Colón y sus acompañantes llegaron a la isla en 1492 y observaron que los aborígenes reducían a polvo o retorcían las hojas y aspiraban el humo aromático.
Los aborígenes concedían un significado religioso al tabaco y solían utilizarlo en rituales para comunicarse con sus deidades.
Denominado por los científicos "nicotina tabacum", los aborígenes lo llamaban cojiba, cohoba o cohiba (era un solo nombre pero los oídos de aquellos españoles para las lenguas nativas y su ortografía eran bastante deficientes).
Con el último nombre fue bautizada en los años 60 una de las marcas más afamadas de Habanos, la preferida de Fidel Castro. EFE