Los alumnos de la Escuela Básica Costa Rica, ubicada en el sector Los Ríos, Distrito Nacional, tienen que llegar una hora antes del inicio de sus clases en la tanda vespertina de las 2:00 de la tarde y esperar que salgan los estudiantes de la mañana, para asegurar sus butacas en medio de verdadero caos, discusiones y pleitos.
El desorden que se forma es insólito con la entrada y salida, al mismo tiempo, de 2 mil 250 estudiantes que cursan en las tandas matutina, desde primero hasta cuarto grado y vespertina, de quinto al octavo grado. La situación significa una gran mortificación para profesores y alumnos que no quieren recibir tres horas de clases de pie.
Pero no sólo la carencia de butacas afecta a la escuela Costa Rica, sino también la ausencia de maestros para impartir docencia a la gran cantidad de estudiantes que acuden a recibir el pan de la enseñanza desde diferentes sectores de Los Ríos y zonas aledañas como El Manguito, Las 800, Azul y las Avenidas.
El plantel lleva más de 20 años operando como escuela y liceo nocturno; consta de 31 aulas y tiene 45 maestros, los cuales resultan insuficientes para cubrir las dos tandas de docencia e impedir que los estudiantes pierdan turnos de clases y hasta el año escolar.
A esto se añade la escasez de pizarras y la ausencia de agua en los baños, cuyo hedor afecta al plantel educacional. Otro inconveniente es la inhabilitación del centro de informática, que ha paralizado las prácticas de esa materia, impartida sólo en teoría, aunque los adolescentes están ávidos de dicho ejercicio para concretar su aprendizaje sobre una de las herramientas imprescindibles de la nueva generación.
En ese sentido, la subdirectora de la escuela Costa Rica, Alfa Yanet de la Cruz, explicó que los profesores han tenido que engavetar las laptops que les entregó el Ministerio de Educación porque no pueden usarla, debido a que el centro de informática no funciona.
Por su parte, la profesora de Educación Física, Alexandra Feliz, se queja de no poder ejercitar a los niños en los deportes porque a la cancha, que recientemente les entregaron, se le desprende el asfalto, lo que provoca que los estudiantes tropiecen y se caigan.
“Por temor a que los niños puedan lastimarse prefiero sacarlos al patio a realizar juegos recreativos hasta que la situación sea corregida y espero que sea pronto, porque a un profesor de deportes no le gusta estar inactivo”, manifestó realmente inquieta Alexandra Feliz.
Además de esas necesidades, la escuela adolece de policías escolares para controlar la puerta a la hora del cambio de tandas y más conserjes que mantengan la limpieza en el plantel.
Hay que señalar que el centro cuenta con un modesto consultorio médico e impresionante consultorio dental, junto a un departamento de orientación psicológica, donde laboran tres profesionales de la conducta y una orientadora.
Alfa Yanet de la Cruz afirma que hasta el momento ni la delincuencia ni los delincuentes han podido penetrar al recinto, debido a que cuentan con un asesor del departamento anti pandillas que se mantiene dando charlas a los estudiantes a fin de alejarlos de ese flagelo.
Otro factor positivo de la escuela es el bajo nivel de deserción escolar, pues los jóvenes que inician sus estudios los terminan pese a las dificultades que enfrentan y cuentan con un índice de adolescentes embarazadas casi nulo, todo lo cual atribuyen al trabajo constante de los orientadores y psicológicos.
Sin duda, la escuela Costa Rica es uno de los centros de mejores condiciones dentro del sistema educativo dominicano y resulta lamentable que algunas causas impidan su satisfactorio funcionamiento. Una vez más se apela a la conciencia de las autoridades de dicho sector para que atiendan las insuficiencias de un plantel que puede llegar a ser ejemplo para el resto del país.