Santiago.- Con diversos actos, que incluyeron una marcha encabezada por el vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, fue celebrado este miércoles el 167 aniversario de la Batalla del 30 de Marzo.
Estudiantes, autoridades civiles, militares, policiales y otros sectores de Santiago, recordaron esta batalla que frustró el intento de los haitianos por retomar control del destino de la Nación, donde habían mantenido un dominio de 22 años.
De acuerdo a los historiadores, esta batalla demostró la viabilidad de la independencia nacional, tuvo lugar el 30 de marzo de 1844 en la sabana de Santiago de los Caballeros, mezcla de tecnología militar francesa y machetes dominicanos.
Aunque cada historiador presenta escenarios a veces contradictorio, muchos coinciden en que los combates comenzaron cercano mediodía, con una carga haitiana por el flanco izquierdo dominicano, que defiende el fuerte Libertad, que fue rechazada por los fusileros y macheteros dominicanos.
Pero se dijo que se percataron de que el enemigo volvió a atacar por el mismo flanco, pero ahora fue la artillería que se hizo cargo de la situación diezmando al enemigo, que atacó de nuevo con ardor, siendo rechazado con igual ímpetu por los soldados de la patria.
Sostuvieron que observando los haitianos los fracasos en ese escenario desistieron por ese lado, y atacaron por el flanco derecho guarnecido por el fuerte Dios, donde fue rechazado dos veces, la última de ellas, gracias a una carga de los "andulleros" de la sierra, dirigidos por Fernando Valerio, que a golpe de machete, arma que manejan con gran soltura, dominaron el campo de Marte.
Luego de cinco horas de intensas luchas, los haitianos solicitaron un cese al fuego para recoger sus heridos y muertos, ocasión que aprovechó el general Imbert para entregar a los parlamentarios haitianos copia del comunicado de la Junta Central Gubernativa que da cuentas de la muerte en Azua del presidente Herrad.
Esta noticia fue una sorpresa total para los jefes haitianos, y sin dudas, abrió los apetitos de poder del general Pierrot, pues, en esas circunstancias era el candidato natural a la presidencia de ese país. Luego de dialogar con sus asesores, el general Pierrot pidió seguridades al general Imbert de no ser molestado en su retirada. Imbert le contestó dándolas, pero el comandante haitiano no esperó la respuesta y levantó el campo en la madrugada del 31,, retirándose a territorio haitiano.
Se resaltan varios aspectos para la obtención del triunfo dominicano, siendo la primera el hecho que los haitianos entraron a la sabana de Santiago en posición de desfile, no de ataque.
Y que el motivo de esta actitud parece ser la creencia de que todo el ejército dominicano era el que ellos derrotaron en Talanquera y, por tanto, no iban a encontrar resistencia en la ciudad, observación que es corroborada por el hecho de que luego de esa escaramuza casi no fueron molestados en su marcha hacia Santiago.
Otro detalle es el hecho de que no utilizaran la artillería en el asalto. La razón parece haber sido que las municiones que trajeron no correspondían al calibre de los cañones, y por tanto, estaban inservibles para todo fin práctico. Otros afirman que se les mojó la pólvora al cruzar el río, pero esta explicación, aunque posible, no parece plausible.
Un tercer detalle interesante es que los haitianos sólo comprometieron un tercio de sus fuerzas en el ataque. Si utilizaron esta táctica para no usar todas sus armas en el primer asalto, parece sensato, pero el resultado ha probado lo inapropiado de la estrategia haitiana