Madrid.- El Barcelona reeditó el título de la copa del Rey y acabó con el maleficio del campeón, que no lograba hacerlo desde hace veintitrés años, tras vencer a un más que digno Real Madrid por 8 puntos de diferencia, 60-68.
Además, el Barcelona lo consiguió derrotando al mismo rival que hace 23 años en Valladolid, y al mismo de la final del año pasado, el Real Madrid.
El triple inicial del barcelonista Anderson a los pocos segundos de estar vivo el balón y un libre de Ricky, 0-4, no fueron el presagio de ninguno de los negros nubarrones que pululaban con el cielo madridista.
Al contrario, pasados unos minutos de aclimatación el Real Madrid le cogió el pulso al partido y al Barcelona y mantuvo el marcador en un puño, con igualadas a 9 , a 11, a 13 y a 17, incluso con alguna mínima ventaja. Al final, el 17-19 favorable al Barcelona no fue sino el reflejo de la paridad que los dos equipos tuvieron sobre el Palacio de Deportes madrileño.
Anderson, por parte azulgrana, y Tomic, por la madridista, fueron los auténticos protagonistas de los primeros diez minutos de juego con 11 y 8 puntos, respectivamente. El norteamericano fue un auténtico estilete, mientras que el pívot croata se adueñó del aro en ataque.
Las defensas, con la permisividad arbitral, se emplearon con fuerza, con dureza, sin concesiones. Saltaban las chispas y cada bloqueo era como un auténtico choque de trenes.
En el segundo cuarto siguió el mismo estado de cosas. Madrid y Barcelona fueron como dos púgiles en el centro del ring, dando y recibiendo mamporros de forma alternativa. Cada canasta era contestada con otra, cada buena defensa con otra mejor del rival. Así hasta llegar al empate a 30 con el que se llegó al descanso.
Otra de las noticias fue que Navarro, pese a jugar casi 15 minutos, no anotó ningún punto y se fue a vestuarios con una valoración de menos cuatro puntos. Ricky Rubio, con 1 punto y 1 de valoración tampoco estuvo demasiado fino.
Habida cuenta de los últimos enfrentamientos entre ambos equipos (9-1 de balance para los azulgranas) y de las victorias por humillación favorables al Barcelona, la igualdad y la pelea sabía ya casi a victoria para un Real Madrid muy metido en la final.