Al cerebro le gusta el mar y se atonta en las autopistas

Mirar escenas tranquilas tiene un buen efecto en el estado de ánimo: los ambientes serenos afectan positivamente la función cerebral, indica un estudio realizado por la Universidad de Sheffield (Estados Unidos).

Los investigadores afirman que las escenas con ambientes naturales como puede ser el mar, hacen que áreas diferentes del cerebro se conecten, mientras que ambientes artificiales como los de una autopista interrumpen estos nexos.

Las personas experimentan la tranquilidad como un estado de calma y reflexión, que es restaurador en comparación con los efectos de la atención mantenida en el día a día.

Se sabe que los ambientes naturales inducen calma y los artificiales generan sensaciones alejadas de la tranquilidad. Nos propusimos comprender cómo funciona el cerebro frente a estas situaciones, explica Michael Hunter, neurocientífico de la universidad de Sheffield.

Para lograr su objetivo los autores utilizaron tecnología de avanzada para obtener imágenes de funcionamiento cerebral, y analizaron de cerca la actividad neuronal de voluntarios que observaron por un lado hermosas imágenes de playas tranquilas, y por el otro escenas de autopistas muy congestionadas.

Los autores aprovecharon el hecho de que ambos ambientes generan un ruido que se percibe como un sonido constante de fondo, ya sea de olas que rompen en la playa o de autos que circulan por la vía. De esta forma, los voluntarios escucharon constantemente un mismo sonido de fondo pero observaron escenas muy diversas.

El equipo de imágenes mostró que distintas regiones cerebrales se conectaron entre sí frente a las escenas naturales, un factor de indica que estas áreas actúan en coordinado.

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