Mientras los empresarios y directivos del transporte esperan por el diálogo que sostendrán con el presidente Leonel Fernández, la población observa escéptica la manera en que se suceden, unos tras otros, los acontecimientos nacionales, ninguno de los cuales apunta a mejorías para su calidad de vida.
Las alzas de los combustibles y productos externos han generado aumentos disímiles de los precios, reflejados en productos de primera necesidad. Pero, encima, la población ha tenido sobre sus cabezas la espada de Damocles que apunta a precios superiores en los costos de pasajes, alzas que son más que preocupante dadas las necesidades de la población de moverse hacia sus puestos de trabajo u otros destinos.
El cardenal Nicolás López Rodríguez ha advertido que la población no está en condiciones de transitar por un año cuyos inicios apuntan tales alzas en tan vulnerables sectores.
De manera que se viven momentos de expectativas: los industriales advierten, mientras el emisario del presidente, Ignacio Ditrén, director de la OMSA, llama a no desesperarse, ni aumentar los precios de los pasajes, pues el diálogo debe traer soluciones.
Sindicatos choferiles y propietarios de autobuses han suspendido el incremento del costo de los pasajes, aunque aseguran, tal y como afirmó Antonio Marte, presidente de CONATRA, que se asumirán estas medidas hasta que se realice la reunión con Fernández.
Personalidades y dirigentes de las luchas choferiles como Juan Hubieres de FENATRANO y Ramón Pérez Figuereo de la CNTU, han opinado acerca de que ni el pueblo, ni los transportistas resisten estos aumentos y califican como “proceso de lucha” lo que en realidad constituye un desasosiego de quienes viven el día a día con el agobio de no saber si quienes deciden sus destinos cotidianos comprenderán que los bolsillos no soportan más…