El presidente Leonel Fernández considera “democrático y sano el debate” que ha generado el tema del Tribunal Constitucional, cuyas polémicas revisten diferentes matices en momentos actuales, en la medida en que regulará procedimientos y protagonizará el arbitraje de decisiones que no deben tratarse como un tema técnico alejado de la vida de dominicanos y dominicanas, sino como parte de la constitucionalidad que rige la vida ciudadana.
Derechos y deberes tienen que ganar luz en una interpretación correcta y consabida en estos días en los cuales se inicia el nuevo año y la fórmula final sería la que resulte de un debate ciudadano cierto, a través del cual surja una propuesta de consenso para las mayorías.
El problema está en que no siempre se transparentan estas situaciones en el país y muchas controversias quedan en el nivel de decisiones que adoptan quienes dicen representar a la población y, en definitiva, sólo se personifican a sí mismos.
¿Cuáles variaciones de las políticas públicas se llevarán a cabo? ¿Podrá existir un debate integrado por todos los sectores de la sociedad? ¿Cómo funcionará este Tribunal Constitucional y quiénes lo integrarán?
Especialistas afirman que dicho órgano interpretará la Carta Magna “como Dios manda” y que, no obstante, la Suprema Corte de Justicia tendrá la última palabra, pues históricamente ella ha reconocido los últimos recursos y los hechos de inconstitucionalidad.
La interrogante de si debe tener la Suprema Corte de Justicia la palabra final o el Tribunal Constitucional, ha causado inquietudes y especialistas en el tema aseguran que debe ser público este debate, a fin de que muchas mentes decidan a quién o a quiénes les pertenece la responsabilidad de asumir, adoptar y tener atribuciones.
El litigio sobre el Tribunal Constitucional queda en la mesa de las precisiones y ojalá este año podamos hablar de certezas en las opiniones de todos y todas en un tema tan sensible que atañe a los derechos ciudadanos.